Peregrinación Jubilar al Santuario del Rocío

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

De las parroquias de Cabra del Santo Cristo y Bélmez de la Moraleda.

Juan Pedro Moya Haro

Párroco de Cabra del Santo Cristo y Bélmez de la Moraleda

El pasado 8 de mayo, Solemnidad de la Ascensión de Nuestro Señor a los cielos, las comunidades parroquiales de Cabra del Santo Cristo y Belmez de la Moraleda, 110 feligreses con su párroco al frente, peregrinamos al Santuario de la Virgen del Rocío. Con esta peregrinación nos uníamos a la invitación del Papa Francisco a peregrinar a un Santuario Mariano en este Año Santo de la Misericordia.

Para ganar el Jubileo, se realizaron tres momentos que nos ayudaron a la vivencia de la peregrinación, en este año Santo de la Misericordia.
El Primero: en los puntos de origen de la peregrinación. Comenzamos el camino recordando la finalidad de esta peregrinación y la intención con que se hacía. Empezábamos un camino que nos llevaría a los píes de la Virgen del Rocío, donde experimentaríamos el amor maternal de nuestra Madre y la presencia Salvadora de su Hijo, el Divino Pastorcito. Recogíamos nuestros pensamientos y las intenciones con las que caminábamos hacia la meta de la peregrinación. Mirábamos a las personas que nos acompañaban y a los que les hubiera gustado estar. Traíamos a nuestra mente a los enfermos, a los ancianos, a todas aquellas personas que sufren y que conocemos sus nombres y apellidos…recogíamos a todas esas personas y lo que llevábamos en el corazón con el deseo de presentarlas a la Madre de la Misericordia. Finalizábamos el primer momento cantando todos este salmo.

¡Qué alegría cuando me dijeron;
vamos a la casa del Señor.
ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Desead la paz a Jerusalén:
Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
en tus palacios seguridad.
Por mis amigos y compañeros,
voy a decir: La paz contigo.
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

El segundo lo realizamos una vez que llegamos al Santuario, bajo la concha que da acceso al templo, donde cantamos un salmo de júbilo y aclamación:

Este es el día en que actuó el Señor
Sea nuestra alegría y nuestro gozo
Dad gracias al Señor porque es bueno
Porque es eterna su misericordia
¡Aleluya! ¡Aleluya!

En la puerta del Templo anunciábamos que, como culmen de la peregrinación y de la vida cristiana, celebraríamos la Eucaristía, en este lugar Santo. Invocamos a Dios para que él mismo nos acogiera en este Año Jubilar y de gracia; reconocíamos nuestras faltas y debilidades y hacíamos propósito firme de renovar nuestra vida cristiana.

Y en el tercero momento, en el interior del Santuario, ante la Virgen del Rocío, pedimos por las intenciones de su Santidad el Papa Francisco, rezamos el Credo de los Apóstoles y celebramos la Eucaristía.

Todo transcurrió según lo programado. Damos infinitas gracias a Dios por esta peregrinación y por cuantos han participado en ella. Dentro de las inclemencia del tiempo, que nos pudieron afectar, pudimos realizar la peregrinación con gozo y con un corazón agradecido a la Virgen del Roció, que en todo momento fue por delante, por la experiencia de su Maternidad y la misericordia que bota del corazón amoroso de su Hijo, el que nos muestra en sus benditas manos.

«Madre de Dios, protege a tus siervos»

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