Sobre el Día del Seminario

Carta del Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo, sobre el Día del Seminario. La Iglesia de Jaén, en coincidencia con la mayor parte de las Diócesis de España, une la Fiesta del Patriarca San José con el Día del Seminario. Este año, al coincidir esta Solemnidad del 19 de marzo con la Semana Santa, se adelanta la jornada en favor de las vocaciones y Seminario diocesano al Domingo día nueve.

Esta jornada es una llamada de atención a todos los fieles diocesanos sobre la necesidad e importancia de las vocaciones sacerdotales al servicio de la Iglesia, en general, y para cada Iglesia diocesana en particular. Es llamada de atención para despertar nuestra responsabilidad, en apoyo del Seminario, de las comunidades y fieles diocesanos. Es, sobre todo, para rogar juntos al Dueño de la mies que envíe vocaciones sacerdotales a esta parcela de la viña del Señor.

1. «Si escuchas hoy su voz»

Este es el lema para la jornada de este año. Va dirigido, sobre todo, a los jóvenes. Es una invitación directa para que cada uno de ellos se interrogue sinceramente y con valentía sobre las voces tan diversas que recibe en su vida y si, entre ellas, sintoniza con la de Dios. Si escucha estos mensajes y llamadas.

Dios se acerca a nosotros en incontables ocasiones a lo largo de la vida, en todas las edades y circunstancias. Unas veces lo hace directamente por su Palabra y nuestra conciencia; otras, con mucha más frecuencia, por distintas mediaciones de personas cercanas como los padres, catequistas, sacerdotes y compañeros; a veces, incluso, por lecturas u otros medios.

Pensemos que vivimos con tanta prisa que corremos el riesgo de apenas darle tiempo al interlocutor para escucharle. Tendemos al monólogo sin entrar en diálogo. Además suele faltarnos también el necesario silencio para reposar y hacer nuestro el mensaje y la propuesta. Esto mismo puede ocurrirnos para escuchar la voz de Dios, incluso en mayor grado, cuando tantas veces pretenden acallarla, también en los jóvenes.

2. Dios sí llama e invita también hoy

A lo largo de toda la historia humana, como reflejan abundantes pasajes bíblicos, Dios se acerca a la persona y llama a su puerta, cuenta con nosotros para sus proyectos de salvación. Esta llamada de Dios es personal y gratuita. Siempre parte de Él la iniciativa. No existe mérito ni razón que lo justifique en el llamado. Quien advierte, sin embargo, esa llamada en su interior se hace responsable: responde, desde su libertad, a la invitación de Dios para que se cumplan por él sus planes salvadores.

En Dios «llamar» es «dar». Crea en la persona una capacidad activa de respuesta y al ser don, contará con su ayuda en la respuesta y desarrollo a su llamada. Dios, sin embargo, se somete, podríamos decir, a la respuesta libre de la persona, porque no busca su propio «bien» sino el nuestro al servicio de otros.

3. El Seminario

Es el lugar donde crecen y se desarrollan las respuestas a la invitación del Señor por parte de jóvenes, hasta el «sí» definitivo de vivir siendo «otros Cristos» en la Iglesia, pastores junto al Buen Pastor.

«¿Qué quieres, Señor que haga?». «Habla, Señor, que tu siervo escucha». En este diálogo íntimo y personal con Jesús se preguntan y responden una y otra vez los dieciocho jóvenes seminaristas diocesanos de esta Iglesia de Jaén. Y así van descubriendo el «tesoro» por el que un día responderán ante la Iglesia que están dispuestos a dejarlo todo por seguir a Jesucristo «para siempre».

Sólo desde esta íntima y rigurosa experiencia de comunión con Cristo podrán luego continuar su misma misión, ser sus testigos, sus representantes y precursores para la actual generación. Sólo empapados de la experiencia de su amor podrán anunciar la fraternidad de todos los hombres, el mandato del amor. Sólo libres como nadie podrán ser portadores de liberación ante tantas formas de opresión y esclavitud.

4. Es tarea de todos

Nuestro seminario diocesano está abierto a todos y es de todos. Invito a las personas consagradas, de forma especial a las monjas de clausura, para que insistan con todos nosotros ante el Señor y nos conceda el regalo, el don que tanto necesitamos, de vocaciones para el ministerio sacerdotal en estas tierras generosas de Jaén.

Pido especialmente a mis hermanos sacerdotes que no se cansen de pedir, invitar, buscar y cuidar en sus comunidades encomendadas estas plantas tan delicadas y singulares. Bien sabemos que suelen germinar y crecer en familias, parroquias y centros en los que nosotros somos referencia atrayente y clara «voz de Dios» para los jóvenes.

Todos, queridos fieles diocesanos, somos responsables directos en esta tarea de vital importancia para nuestra Diócesis. Todos «arrimamos el hombro» y apoyamos sobre todo «desde la mesa del Altar y el Sagrario» los propósitos de esta jornada, que se prolonga por todo el año.

Nuestro agradecimiento a la dedicación e interés del Delegado de Vocaciones en la Diócesis y a sus colaboradores, al tiempo que ponemos estos deseos y anhelos en manos de nuestra madre, la Virgen Inmaculada, y San Eufrasio, patronos de nuestro Seminario Diocesano, y del Patriarca San José.

Con todo afecto en el Señor, les bendice,

+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén

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