«Mes de María: pinceladas de esperanza»

Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López, con motivo del mes de mayo, dedicado a la Virgen María.

Muy queridos fieles:

La mención Mes de María suscita en mí, como en un gran número de cristianos católicos, muchos recuerdos. Parece como si aún disfrutara del perfume que invadía aquella mi primera escuela y el Templo parroquial, con flores frescas de todas clases y tamaños, junto a cantos a María, que tan adentro penetran en muchas vidas.

La piedad sencilla y sincera del pueblo, que ama el despertar de la naturaleza y que lo traslada al ámbito de lo sagrado y de la oración, forma parte de vivencias que, lejos de perderse, deberíamos conservar, revivir cada primavera y cantar “con flores a porfía, que Madre nuestra es”. Es el Mes de María, el mes de las flores, flores de esperanza y señalo sólo tres:

1. Romería de nuestra Patrona, la Virgen de la Cabeza

Con ella abriremos Mayo. Por razones litúrgicas no podrá ser este año el último domingo de abril, al coincidir con la gran fiesta de la Pascua de Resurrección.

Son miles de romeros y familias de Andújar y su comarca, de muchas otras parroquias de la geografía diocesana, de otras Diócesis, los que se acercan año tras año a orar ante la Reina de Sierra Morena, “La Morenita”, la Madre de Dios y una sarta interminable de piropos, que son flores que brotan del corazón.

Abuelos, padres, hijos, nietos que peregrinan juntos, cada uno con sus secretos. ¡Cuántas madres habrán enseñado a sus hijos a querer a la Virgen, cuando apenas sabían hablar y andar!. La lección bien aprendida nunca se olvida y cuántos mantienen su fe cristiana y la afianzan en estos encuentros ante la imagen que rezaron desde niños.

Romerías marianas de Mayo, mes de las Flores, ¡María, Virgen y Madre, rogad por nosotros!

2. Un pastor santo

También el día primero de mayo la Iglesia católica declarará Beato, en Roma, al Papa Juan Pablo II, al que tanto debemos muchos cristianos. Una vida impresionante: el enamorado de Cristo y de la humanidad. El que quiso a la humanidad desde Cristo.

Muchas veces he pensado en una anécdota que le define como creyente: Al enterarse de su nombramiento de Obispo, se dirigió al convento de las Ursulinas para rezar. Después de un tiempo prudencial abrieron la puerta de la capilla y estaba postrado en el suelo frente al sagrario. Después de unas horas, como era tarde, una monja se acercó para decirle si deseaba cenar. Su respuesta fue: “Por favor, dejadme aquí. Mi tren no sale hacia Cracovia hasta pasada la media noche. Tengo un montón de cosas que hablarle al Señor.”

Impresionante también aquel leccionario que movía sus hojas al viento sin parar, el día de sus exequias, en la Plaza de San Pedro. Muchos lo recordarán. Nos dejaba su vida  gastada por entero por la Iglesia, sus ejemplos y enseñanzas para los que presenciábamos aquel solemne acto. Pero su intercesión no ha terminado desde su presencia ante el Señor.

3. Los jóvenes de la esperanza

Fue precisamente el Papa Juan Pablo II quien tuvo la inspiración, como tantas otras, de promover las Jornadas mundiales de la Juventud, con tantos frutos. Creía y amaba a los jóvenes. Muchos hemos podido ser testigos de cómo se transformaban ante la fuerza de su testimonio como testigo de Jesucristo.

Su sementera continúa y la estamos viendo junto a nosotros en la preparación de la JMJ de Madrid, para el próximo mes de agosto. Junto al lamentable espectáculo de miles de jóvenes que se citan para beber alcohol, otros jóvenes, de su misma edad, se dan cita cada mes en un templo de la Diócesis para orar, celebrar su “Adoremus”.

Les acompañé en la Catedral el pasado día 15 y, al día siguiente, recibí un e-mail de una madre que decía: “Quiero felicitar al Sr. Obispo y a todo su equipo por el maravilloso encuentro que ofreció ayer viernes a los jóvenes al que acudieron mis hijos. Ellos me han contado todo con sumo detalle y han venido entusiasmados por la vivencia, dispuestos a volver a asistir, pues no sólo no se les hizo pesada sino que les gustó muchísimo. Cuando los jóvenes encuentran otra alternativa a las drogas, el alcohol y la pornografía y además, esa alternativa es Cristo, entonces hay que dar gracias a Dios…”

Es momento de intensificar todos nuestra invitación, uno a uno, a los jóvenes cristianos para su encuentro con el Papa en Madrid, para recorrer la geografía diocesana, antes, con una Cruz y los iconos de María y del Santo Rostro. Os esperamos.

Con mi afecto en el Señor.

+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén   

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