Carta Pastoral del Obispo de Jaén, Mons. Ramón del Hoyo López.
Muy queridos fieles Diocesanos:
1. El próximo domingo, día 25 de marzo, celebramos en nuestra Diócesis la jornada Pro Vida. Su objetivo es apoyar el bien de la vida y promover una mentalidad a favor de la libertad para nacer, libertad para vivir y de amar la vida hasta el final de nuestro recorrido terrenal.
Tenemos muchos como verdad fundamental, que la vida es creación de Dios y la persona es su custodio y administrador, no dueño para disponer de este bien a nuestro arbitrio.
Fundamentamos esta verdad en la misma Ley natural que, a su vez, está iluminada por la Revelación bíblica, como en el «No Matarás» (Ex 20,13). «Hoy pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge la vida» (Dt 30,19). Estas palabras resumen toda la ley, no sólo para el pueblo judío, sino también para nosotros.
A pesar, sin embargo, de existir un amplio consenso sobre el valor y alcance de la vida aparecen en nuestra sociedad, como muy bien sabemos, dos mentalidades contrapuestas. En base a una cultura que enfatiza la autonomía de la persona y las realidades terrenas de forma radical concluyen algunos que la vida humana está en manos de cada uno. Por el contrario quienes reconocemos la voz y la manifestación de Dios en la belleza de la creación y en la vida, como bien supremo, independientemente de la religión que se profese, siempre reconocemos que la vida está en manos de Dios.
2. Para los católicos el Concilio Vaticano II y el magisterio constante de la Iglesia nos enseñan que: «Sin el Creador la Criatura se diluye» (GS, 21)
Recordamos la Carta Encíclica del Beato Juan Pablo II Evangelium vitae, del año 1995, que constituye hoy la piedra miliar de referencia sobre esta cuestión tan decisiva. También el Pontífice actual, Benedicto XVI, se ha referido en múltiples ocasiones, en su Magisterio, al amor cristiano y servicio de la caridad a favor del apoyo y promoción de toda vida humana. Se trata de un bien, nos asegura, que merece y exige que la defendamos entre todos, ante el hedonismo difundido en las llamadas sociedades del bienestar, como la nuestra (cf. Cont. Enc. Deus caritas est, 30).
El Catecismo de la Iglesia Católica, nos dice así mismo: «la vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente» (n.2258) Y, en otro apartado se insiste: «Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrado, pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen y semejanza de Dios vivo y santo» (n. 2319)
3. El lema de este año lleva por título: «AMA LA VIDA, TODA LA VIDA».
El cristiano se siente implicado en el destino de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y quiere colaborar de forma activa a favor de una cultura que favorezca y defienda a la familia y a la vida. Un mundo vacío de Dios, por el contrario, caerá en una cultura de la muerte.
Escogemos la verdad de Dios creador y por eso los cristianos optamos por la vida. Tenemos conciencia de que la vida es propiedad del Señor, no nuestra, y así se entiende que hasta seamos capaces incluso de entregar nuestras vidas a favor de los demás, como lo hizo Jesucristo.
Nuestro conocimiento y amistad con Él, que renovamos en este tiempo cuaresmal de forma especial camino de la Pascua, incluye escoger realmente la vida en abundancia y en todo su alcance, pues nadie como su Hijo Jesucristo nos habla y enseña los misterios de Dios, autor de la vida.
4. Nuestro agradecimiento a la Delegación episcopal de Familia y Vida que, un año más, organiza esta jornada diocesana, junto a tantos colaboradores de movimientos, asociaciones, grupos cristianos y, muy especialmente, por el apoyo de Cáritas diocesana e Instituciones religiosas con especial dedicación a favor de la vida.
Hagamos llegar entre todos este mensaje alegre y lleno de esperanza a los niños, adolescentes y jóvenes, apoyemos a las madres en dificultades y seamos los primeros en acompañar a las personas enfermas y ancianos.
Con mi saludo y bendición del Señor.
Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén