El mundo del trabajo

Carta Pastoral del Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo. Queridos hermanos sacerdotes y fieles diocesanos:

1.       El trabajo humano

Ante el día de la salud laboral, 27 de abril, y la fiesta del trabajo, 1 de mayo, deseo expresar mi preocupación pastoral y apoyo incondicional en favor de todos los trabajadores y trabajadoras, muy en especial a los afectados en su salud por motivos laborales, y a sus familias.

Sabemos muy bien que el trabajo humano se caracteriza por su complejidad y diversidad, a la vez que con frecuencia está estrechamente relacionado con el mundo de la pobreza y de la marginación. Hecho a imagen y semejanza de Dios (cf. Gén 1, 26) y puesto en la tierra para que la dominase (cf. ibid. 1, 28), el hombre está por ello, desde el principio, llamado al trabajo. Es una de las características que distingue a la persona de las demás criaturas.

Gracias a miles de hombres y mujeres que en los siglos XIX y XX lucharon por la dignidad, el respeto y los derechos de los trabajadores, hay actualmente en nuestro entorno un conjunto de leyes que los amparan. Sin embargo, no debemos olvidar tampoco el abismo existente entre el mundo laboral de los países de occidente y el de los que pertenecen al tercer y cuarto mundos, donde continúa la explotación infantil, el expolio de la tierra, el robo de los recursos por parte de las multinacionales y las condiciones laborales infrahumanas.

Entre nosotros, o muy cerca, existen también personas que sufren la precariedad, las malas condiciones de trabajo, los accidentes laborales, el paro, la marginación y exclusión por falta de un empleo; mujeres que sufren la desigualdad en el trabajo y soportan una doble jornada dentro y fuera de casa; familias que tienen que estar separadas por motivos laborales, sin tiempo para dedicarse a las relaciones personales y sociales, a la educación de los hijos; inmigrantes que llegan a nuestro país en busca de trabajo y encuentran dificultades para acceder a un empleo digno, y su derecho a estructurar su vida personal y familiar.

2.       El Evangelio y el mundo del trabajo

Ante esta realidad, la Iglesia ha de sentirse especialmente sensible a este mundo del trabajo y prestar la atención y dedicación que requiere. La tarea de seguir con la evangelización de este sector tan inmenso de hermanos sigue siendo de máxima urgencia y actualidad, también aquí y ahora. Como escribió el Pontífice Juan Pablo II, “el problema del trabajo es, de alguna manera, un elemento fijo tanto de la vida social como de las enseñanzas de la Iglesia.”

Esta evangelización precisa de obreros cristianos militantes que, desde una comunión profunda con Cristo y desde una clara fidelidad a la Iglesia y amor a los más débiles, sepan dar el testimonio cristiano que propicie un cambio en la sociedad para que se conforme a los postulados del Evangelio de Jesucristo y no a los del sistema muchas veces imperante en el que goza de preferencia la economía, el consumo y la competencia, lo que termina por dañar a los más empobrecidos.

El trabajador cristiano ha de contrarrestar esta cultura viviendo y demostrando que lo esencial no es tener más, sino vivir con dignidad y pendiente de los demás, convencido del valor supremo de la vida humana. “La verdadera dignidad del hombre, escribió el Papa Juan XXIII, no se mide por el oropel de los resultados… sino por las disposiciones interiores de honradez y buena voluntad.”

3.       Dos jornadas inminentes

Dentro de muy pocas fechas celebraremos dos acontecimientos importantes en la vida del mundo obrero y del trabajo:

– EL DÍA DE LA SALUD LABORAL: las muertes de trabajadores dentro del territorio diocesano en lo que va de año son una dramática llamada para que denunciemos juntos la injusticia que supone encontrar la muerte en el puesto de trabajo, si se produjo por incumplimiento de la normativa en favor de la seguridad. El trabajo es para la vida y no la muerte.

Se trata de accidentes que provocan inmenso dolor y sufrimiento, pérdida de seres queridos… Estas muertes son para todos un grito solidario en defensa de la vida y para compartir este sentimiento con sus familias. Por ellos elevaremos nuestra oración en la celebración Eucarística del próximo domingo, día 27, al tiempo que recordaremos de forma especial a los trabajadores muertos en la provincia de Jaén durante el último año.

– FIESTA DEL TRABAJO

La fecha del 1 de mayo va inseparablemente unida al mundo del trabajo desde aquel lejano 1886 en que murieron, en Chicago, aquel grupo de militantes del Movimiento Obrero.

En esa fecha la liturgia de la Iglesia contempla la figura evangélica de San José Obrero. Con su trabajo de carpintero sostuvo el hogar de Nazaret en el que crecía en “edad y sabiduría” el Salvador y Redentor de la humanidad. A su lado aprendió este oficio Jesucristo el Hijo de Dios. Sus manos trabajaron la madera y su frente conoció el sudor. Dejó muy claro que el trabajo ennoblece y dignifica a la persona.

4.       Apoyo a la pastoral del trabajo y a Delegación diocesana

Sólo me queda expresaros mi deseo e invitación para encomendar también, especialmente ante el Patriarca San José, a todos los trabajadores y trabajadoras, a sus familias, asociaciones y organizaciones obreras, en solicitud de un trabajo digno para todos.

Nuestro agradecimiento y apoyo incondicional a la Delegación Episcopal diocesana para la Pastoral del trabajo, que hago extensivo a cuantos sacerdotes, personas consagradas y fieles cristianos colaboran en esta pastoral. Ruego hagan llegar esta carta, especialmente los sacerdote, a los trabajadores y trabajadoras en sus respectivas comunidades. Gracias.

Para todos, mi saludo fraterno y bendición en el Señor.

Jaén, abril de 2008

+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén

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