Ayer, domingo 12 de febrero, se celebraba la Jornada Nacional de Manos Unidas. En concreto este año se celebra la 64ª Campaña contra el Hambre, bajo el lema «Frenar la desigualdad está en tus manos».
Precisamente, con una Eucaristía, en la S. I. Catedral de Jaén, daba comienzo esta campaña que se prolongará a lo largo de todo el año. Manos Unidas Jaén se ha comprometido con dos proyectos: una planta potabilizadora de agua en la República Democrática de El Congo y una maternidad en Camboya. Unos proyectos que ascienden a 360 mil euros y para los que se pide la colaboración de todos los jiennenses.
La Santa Misa, que comenzaba a las 12 horas, estuvo presidida por el Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, y concelebrada por el Vice deán de la Catedral, D. José López Chica y otros canónigos de la Catedral.
Los voluntarios de Manos Unidas fueron los encargados de las lecturas, de la oración de los fieles, de la colecta y de las ofrendas. El Evangelio fue proclamado por D. José López Chica. La capilla musical corrió a cargo del Coro San Ildefonso, bajo la dirección del canónigo emérito, D. Alfonso Medina.
Asimismo, la colecta de todas las parroquias de la Diócesis estuvo destinada a esta ONG de la Iglesia.
Homilía
En su homilía, el Prelado, comenzó saludando a todos los miembros del equipo directivo diocesano de Manos Unidas, especialmente a su Presidenta, Dña. Lidia Casado, recientemente elegida y nombrada para abanderar este servicio, así como al nuevo Consiliario D. Luis Juan Gallardo. Del mismo modo quiso saludar a todos los voluntarios que, “con su colaboración, a lo largo y ancho de nuestra tierra jienense, hacen posible que nuestra Diócesis pueda llevar adelante algunos de los proyectos o programas propuestos para mitigar el hambre en el mundo, y de esta manera transformar y dignificar la vida de muchas personas en tantos lugares de nuestro mundo. Os felicito por vuestra entrega y servicio”, apuntó.
En este sentido, Don Sebastián continuó: “Desde esta sabiduría que brota del amor de Dios, que hemos recibido y que estamos celebrando en esta Eucaristía, nos encontramos un año más una alerta o alarma que nos provoca la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, como una oportunidad para despertar nuestra actitud de ese falso pensamiento de que “todo va bien…, porque a mí no me toca”, y tomar conciencia de la gran pobreza, del hambre y de la desigualdad que se cierne sobre nuestro mundo, en pleno siglo XXI, y que sigue afectando a más de 828 millones de personas. Hombres, mujeres, mayores y niños que no ya luchan por un futuro, sino por el más inmediato y crudo presente, por el hoy en el que hay que, sencillamente, sobrevivir y, para ello, poder comer”.
Igualmente, quiso alentar a todos los fieles a colaborar con Manos Unidas, porque frenar la desigualdad está en nuestras manos. “Manos Unidas nos pide, un año más, ayuda para los hambrientos del mundo, para que se puedan poner en pie y empiecen a liberarse, por sí mismos, de su miseria mediante instrumentos de trabajo, escuelas, centros de asistencia sanitaria. Esta Campaña, como siempre se nos dice, no quiere repartir limosna. Pretende poner en manos de muchas gentes instrumentos con los que los afectados por la miseria salgan por sí mismos de la pobreza extrema y así recobren su dignidad humana. Por ello, nuestra Diócesis, nuestra Delegación de Manos Unidas, en colaboración con otras realidades locales, han asumido dos proyectos en los que se comprometen a realizar una planta potabilizadora de agua en República Democrática de El Congo y un centro de maternidad en Camboya”. Y añadió: “La generosidad que hoy pongamos en nuestro donativo será la que recibamos, también, nosotros de nuestros hermanos y del mismo Dios”.
El Obispo no quiso terminar su predicación sin agradecer a Manos Unidas y todos sus voluntarios la gran labor que están realizando y su compromiso. “Queridos colaboradores y voluntarios de Manos Unidas, gracias por vuestro esfuerzo por sensibilizarnos y ayudarnos a hacer efectiva nuestra colaboración. Os animo a seguir sirviendo a lo más hermoso que Dios ha creado, al hombre. Vuestro compromiso nos honra. Gracias”.
Ya en la Sacristía, tras la celebración, los miembros de la Delegación diocesana de Manos Unidas pudieron departir con el Obispo y posar junto a él en una fotografía de familia.