Cada año, coincidiendo con la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor en el templo, se ha celebrado, también, la XXVII Jornada de la Vida Consagrada, cuyo lema este año ha sido “Caminamos en esperanza”: Caminando es un gerundio que hace referencia a una acción continua y persistente, que no se cansa ni se detiene, que conlleva paciencia y tesón. En esperanza, indica una forma concreta de llevar adelante dicha acción a través de la virtud cristiana más necesaria para quien desea vivir en camino y mirando al futuro que hemos de construir todos unidos.
Y fieles a dicha fecha muchos de los consagrados de las distintas familias y comunidades presentes en la diócesis de Jaén se reunieron el pasado día para renovar su consagración.
La celebración eucarística fue presidida por el Obispo, Don Sebastián y concelebraron: D. Alfonso Medina Crespo, D. Antonio Lara y D. Emilio Samaniego canónigos de la SIC; el P. Juan Carlos Macías Díaz, sdb; D. Manuel Alfonso Pérez Galán, Delegado Episcopal para la Vida Consagrada y D. Francisco Javier Cova Martínez, secretario particular del Obispo. Fue introducida por una solemne bendición de velas, rito tradicional en la “fiesta de la Candelaria”, que se llevó a cabo en la lonja de la catedral.
Luego, se realizó la procesión de ingreso, en la que cada asistente sostenía una vela encendida como símbolo de la vocación a la vida consagrada.
En la homilía, el Prelado, además de informar que ha decretado el inicio de las Vírgenes Consagrados y de la Vida Eremítica en nuestra Diócesis, comenzó recordando el origen de esta festividad, y su significado: “Jesucristo, es la Luz del mundo, prendida en esa vela, esa Candela, que nos representa a toda la humanidad, nuestra Madre, la Virgen María. Mujer llena de pureza y limpia de alma. Donde se prende, arde, de una manera extraordinaria la Luz de Dios”, expresó Don Sebastián.
De igual manera, el Prelado jiennense recordó a los religiosos que “Esta Jornada dedicada a la Vida consagrada es una manera de agradecer a Dios el don de esta forma de vida que es una bendición para la Iglesia y para el mundo, y es también una forma de darla a conocer ante todo el pueblo de Dios”. Para continuar diciéndoles: “Podríamos entretenernos en enumerar y ensalzar las muchas cosas buenas que hacéis entre todos en el nombre del Señor, en el anuncio de la palabra de Dios y en la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y el sacramento de la penitencia. Vuestro excelente trabajo en la educación cristiana, la pastoral juvenil y familiar, la asistencia a los enfermos, y la ayuda ocasional y permanente a los más necesitados, ancianos, niños sin familia, transeúntes, personas marginales y necesitadas de todas clases y en las más diferentes circunstancias”.
Para terminar agradeciéndole su misión, cada uno desde sus carismas particulares: “Gracias a vosotros, de una manera especial, está presente la Iglesia en el mundo de la pobreza y del dolor, gracias a vosotros llegamos con cierta intensidad a miles de jóvenes y de familias cristianas”.
Al final, el Delegado Episcopal felicitó a los consagrados por la renovación de su consagración y agradeció a todos los presentes su oración y acción de gracias por la Vida Consagrada. Y puso a disposición de todos los religiosos que desarrollan su labor en la Diócesis al equipo de la Delegación que comienza su andadura al servicio de la Vida Consagrada en nuestra Iglesia de Jaén.
Manuel Alfonso Pérez Galán
Delegado E. para la Vida Consagrada