En el día de ayer, 28 de diciembre, en el que la Iglesia hace memoria de los Santos Inocentes, algunos de los miembros del Proyecto Raquel nos unimos a la comunidad parroquial de San Juan Pablo II de Jaén. La intención era renovar nuestro compromiso de defender la vida, a apostar por ella, difundir una cultura de la vida, que garantice el mayor hecho de la creación: la vida humana, y de igual modo renovar nuestro compromiso a acompañar hacia la sanación y el perdón de Dios, a quien se siente dolido o herido por no haberla defendido, confiando en la Misericordia y el Amor de Dios que es infinitamente mayor que nuestros errores.
Conscientes de que hoy día hay otros «Herodes», que cómo nos recordó D. Juan Francisco Ortiz González, párroco in solidum, en su homilía, movidos por la cultura del descarte siguen ejecutando ese tipo de órdenes y directrices. Unas directamente: cuando se aprueban leyes que quitan el valor a la vida, cuando se aplican medios y métodos para eliminarla, bien en sus primeras etapas o bien antes de que finalice de manera natura. Y otras indirectamente como cuando se facilita lo necesario para una guerra, cuando se impide el desarrollo de los pueblos y se empuja a una migración desesperada, cuando se condiciona a toda una población por una imposición ideológica, cuando se facilita legalmente o se admite la muerte como solución.
Las víctimas de esa «cultura de la muerte», como la denomino San Juan Pablo II, hoy día son los inocentes que no pudieron defender su vida, que no se les reconoció su dignidad de persona, que se les imposibilitó ya sea por medio del aborto procurado, por la aplicación de la eutanasia o del suicidio asistido.
Ante estas tinieblas Jesús viene a traer luz y esperanza. Cristo nace y vence el mal. Jesucristo es la Vida de los hombres que vence el mal a fuerza de bien.
Como nos recordaba María José Mansilla, fundadora de Spei Mater, el camino que Dios nos enseña en estos últimos tiempos es el camino de la Misericordia, no hay otro. Así se lo enseño el Señor a Santa Faustina y así nos lo muestra San Juan Pablo II en la Evangelium Vitae. Es el camino que el Señor nos marca en este momento, abrir las puertas de la misericordia a las personas heridas por la cultura de la muerte, transformar los corazones en el fuego de su Corazón
Este camino de la misericordia en postaborto se llama Proyecto Raquel. Porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y que viva, y Dios no quiere que las personas que abortan y los que promueven el aborto se condenen, sino que se sanen, que se conviertan y que vivan. ¿Qué mayores apóstoles de la vida que aquellos que han sido abortistas y se han convertido como Abby Johnson o Patricia Sandoval o nuestra María del Himalaya? Pero no solo ellos son apóstoles sino cada persona que ha pasado por Proyecto Raquel y que ha tenido un encuentro con la misericordia, aquella persona que ha estado muerta en vida y que ha recibido una vida nueva a través de la sanación que Dios le ha regalado.
Proyecto Raquel en nuestra Diócesis sigue acompañando a esos hermanos y hermanas heridos, que viven con dolor las secuelas de un aborto procurado, al que pueden solicitar ayuda, de forma totalmente confidencial, llamando a su teléfono 639 854 330.
Ricardo Cobo
Secretario Proyecto Raquel Jaén