El pasado viernes se celebro el primer Adoremus del año, en el que contamos además con la presencia del Obispo de Jaén, Don Amadeo, que se acercó para compartir este espacio de oración y encuentro con los jóvenes, que cada último viernes de mes se celebra en el Convento de las Bernardas.
El testimonio del Adoremus del mes de enero vino de la mano de Javi Navarro, profesor del Colegio de Maristas, que nos compartió su vivencia de fe desde la sencillez y la alegría. Estuvo centrado en la experiencia que vivió la pasada Navidad en Grecia, donde desarrolló un voluntariado en un campo de refugiados.
A través de varias anécdotas, Javi transmitió algo de la vida en el campo, de la importancia y la necesidad que tienen los refugiados de ser acompañados y escuchados, de la labor que realizaron junto a ellos en diferentes actividades: desde el reparto de ropa y comida hasta los juegos con los niños, talleres con los adultos, enseñanza de idiomas o simplemente la oportunidad de compartir con ellos el tiempo y permitirles expresarse y contar lo que les ha sucedido y lo que están viviendo.
El grupo de voluntarios en el que viajó Javi estaba formado por personas de diferentes lugares de España, creyentes y no creyentes. Sin embargo, su vivencia estuvo fuertemente marcada por un sentido misionero, acompañada de la oración y del deseo de ver la realidad con los ojos de Cristo y escuchar su Palabra en medio de esa situación.
Finalmente, invitó a todos los presentes a pensar en los refugiados, no como delincuentes, sino como personas necesitadas de ayuda, de consuelo y de esperanza.
Continuamos con la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo. Durante la homilía nos invitó a “dejarnos mirar por el Señor”, a dejar espacio a ese “cruce de miradas” entre Jesús y cada uno de nosotros, descubriendo que en el centro de la mirada del Señor estamos nosotros, y ofreciéndole a Él el obsequio de la nuestra.
Después de un momento de oración intenso y de encuentro con el Señor, nos dirigimos como siempre a compartir con los jóvenes unos sándwiches que nos preparan, con cariño, las religiosas de las Bernardas, todos los meses.