Los Acompañantes Kairós de la Diócesis de Jaén aprenden a saber ESTAR

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El pasado 11 de Abril, sábado, tuvo lugar en el Seminario Diocesano de Jaén la tercera charla de formación para los acompañantes del Movimiento Diocesano de Adolescentes de los Grupos Kairós, a cargo de Don Juan Arévalo. Fue todo un misterio el no saber quién iba a ser el ponente en esta jornada y hasta que no estuvieron allí todos los presentes, no conocimos la riqueza que íbamos a recibir.

Tras un momento de oración en la capilla del Seminario, en el que hicimos un alto en el camino para encontrarnos con el Señor, dio comienzo la formación. Don Juan nos mostró la necesidad de dedicar un espacio de nuestra ajetreada vida a la oración personal con Dios, a no estar agobiados por el ir y venir del mundo y a centrarnos en lo más Importante, para afrontar todo lo que Él nos tiene preparado. De igual forma, nos recordó la Homilía del Papa Francisco para esta Vigilia Pascual: no se puede vivir la Pascua sin entrar en el misterio, nunca tenemos que perder esa capacidad de asombro y contemplación que Dios nos ha dado. ¿Cómo se consigue esto? No teniendo miedo a la realidad, no cerrándose en nosotros mismos, no huyendo ante lo que no entendemos, no eliminar los interrogantes que se nos cruzan en nuestro camino, hace falta humildad…

Don Juan también nos habló de la importancia de SER TRANSPARENCIA de Jesús. Él es el que nos motiva, nos sostiene y nos alimenta, ¿realmente nos motiva? ¿Caminamos con Él? Cuando nos dejamos llevar por el Espíritu Santo, todo parece que se tambalea, pero el corazón está en PAZ.

Para esta Paz, que muchas veces el ruido del mundo nos impide alcanzarla, Don Juan nos enseñó la IMPORTANCIA DE ESTAR. ESTAR en Silencio, como María. Así pues, nos presentó cuatro modelos a seguir, al estilo de Nuestra Madre: Belén, en el que Dios es ternura, en el anonimato está Dios presente; Nazareth, el lugar de trabajo silencioso y anónimo, haciendo de lo ordinario, lo extraordinario; Mar de Galilea, donde comienza la actividad pública de Jesús; y Jerusalén, lugar donde surge la nueva pequeña comunidad de cristianos.

Así pues, durante esta jornada, destacó la importancia de hacerse como niños, para responder a la fuerte llamada a la interioridad, dejarnos interpelar, ESCUCHAR, mantener la infancia espiritual para recuperar la capacidad de asombro… No tener miedo al Silencio, sino tener la necesidad de buscarlo y de encontrarlo. Buscar momentos de soledad para descubrirnos a nosotros mismos, esto es lo que lleva a la solidaridad, a la fraternidad para con nuestro prójimo.

Una jornada repleta de fuerza, riqueza, esperanza, oración y compromiso. Don Juan alentó a continuar con la labor que los acompañantes están haciendo con los adolescentes, haciéndonos ver de nuevo que nosotros estamos en búsqueda permanente, que uno es el que siembra y otro es el que recoge los frutos. Lo más importante no es caer en un activismo para nuestros adolescentes. Lo que muchas veces se nos olvida es lo único necesario: ESTAR.

María Alejo Armijo

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