Tras la Misa de envío de los peregrinos, el pasado miércoles, los jóvenes iniciamos el camino hacia Santiago de Compostela. Después de un largo, pero no muy tedioso viaje en autobús y habiendo parado de vez en cuando, por fin llegamos todos a Galicia. Nos encontrábamos en Samos, un pueblecito muy pequeño pero con mucho encanto en el que se encuentra un monasterio habitado desde hace más de mil quinientos años por los monjes Benedictinos. Tuvimos el placer de conocer este monasterio de la mano de algunos de sus monjes y que a través de su lema «Ora et labora» nos dieron a conocer la historia de San Benito.
Tras ello, nos alojamos en el pueblo de Incio para, seguidamente, volver a marchar en autobús hacia una pequeña iglesia en la que descansan los restos y las reliquias de el patrón de nuestra Diócesis, San Eufrasio. Una Eucaristía muy emotiva, presidida por el hasta ahora Delegado de Juventud, D. Juan Carlos Córdoba.
Más tarde, volvimos a nuestro alojamiento en Incio para cenar, rezar y despedir el día para al siguiente día ponernos en camino.
Desde bien temprano amaneció el viernes y desde Sarria comenzó nuestra primera etapa hacia Puertomarín. Una etapa de unos 22’5 kilómetros bastante cómoda para ir cogiendo ritmo y aire para las siguientes etapas. Una vez llegados comimos en el mismo pueblo y, posteriormente, nos trasladamos hacia el siguiente lugar en el que pernoctamos. Un pabellón del pueblo de Monterroso nos acogió. Más tarde, tuvimos la celebración de la Eucaristía, presidida por el Vicario Territorial de Jaén y Mágina, D. Jesús Millán, y compartida con la comunidad de la parroquia de este pueblo, así como con su párroco. Finalmente, el broche del viernes terminaba algo temprano con la oración y listos para cerrar los ojos y abrirlos de nuevo para seguir con nuestra búsqueda del Apóstol.
Delegación de Juventud