Este sábado, la víspera de la Jornada de la Sagrada Familia, la Delegación de Familia y Vida organizó una Eucaristía dirigida a conmemorar esta fiesta, que este año se ha celebrado bajo el lema: “Familia, fuente de Esperanza”.
El Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez, presidió la celebración acompañado del Vicario General, D. Juan Ignacio Damas; el Consiliario de la delegación, D. Juan Francisco Ortiz y su secretario personal, D. Francisco Javier Cova que ejerció de maestro de ceremonias. El diacono permanente, D. Andrés Borrego, vinculado a Familia y Vida, fue el encargado de proclamar el Evangelio. El resto de las lecturas estuvieron participadas por otros miembros de delegación diocesana.
Homilía
Las primeras palabras del Prelado jiennense en su homilía estaban relacionadas a la solemnidad que se celebraba: “Hoy, la Iglesia nos invita a contemplar a la Sagrada Familia de Nazaret. Jesús, al hacerse hombre, se hace también hijo de una mujer, miembro de una familia. Con su vida santifica la familia como dimensión esencial del ser del hombre. Ellos, Jesús, María y José, nos ofrecen un modelo perfecto de vida familiar, fundamentado en la fe, el amor y la obediencia a la voluntad de Dios. Esta fiesta nos recuerda que, aunque las familias enfrentan desafíos y dificultades, con la Gracia divina pueden convertirse en verdaderos santuarios de vida, amor y esperanza”.
Del mismo modo, Don Sebastián Chico invitó a las familias a ser parte activa en la sociedad sembrando con sus acciones los valores que emanan de ellas: “Ante la realidad social que vivimos, nuestra misión pastoral, la Iglesia está llamada a afrontar diversos retos para acompañar, fortalecer y guiar a las familias en su caminar. Estos retos no solo responden a las necesidades concretas de las familias, sino también a los desafíos culturales y sociales que impactan directamente en su vida. Por ello, como comunidad cristiana, debemos comprometernos con acciones concretas que reflejen el amor y la esperanza del Evangelio”- expresó el Obispo. Para lo que además dio cuatro claves para ser semillas de esperanza: “Acompañar a las familias en sus realidades concretas. Promover la educación en la fe. Defender el valor de la familia. Fortalecer la pastoral familiar: Desde la preparación para el matrimonio hasta el acompañamiento de familias en crisis, es vital intensificar la labor pastoral para que las familias se sientan apoyadas y valoradas en su caminar”.
Las ofrendas las llevaron hasta el altar dos niños pequeños y una familia, a los que el obispo bendijo tras recibir los dones.
Al concluir la celebración, dio a besar al Niño Jesús e invitó a todos los presentes a acudir, el domingo, a la apertura del Jubileo.