Este año 2017 la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España celebrará su XXX Congreso en las Diócesis de Jaén y de Guadix, los días comprendidos entre el 11 y el 15 de septiembre, bajo el tema de “Catolicismo Social y Archivos de la Iglesia”.
Jaén, la romana Aurgi, la Yayyan musulmana, la cristiana Giennium, cabeza de un antiguo reino a caballo entre Andalucía y Castilla, reino santo por estar bendecido por el Santo Rostro de Cristo y haber vuelto a la fe cristiana de manos de un rey santo, Fernando III, es hoy un mar de olivos, que en número de sesenta y seis millones surcan su variada geografía moteando de fecundo verdor sus tierras rojizas y ocres, pálidas a veces pero intensas en su color siempre.
Jaén acoge al visitante con su magnífica catedral que, como afirmó en 1847 un viajero, parece «un desmesurado gigante en tierra de enanos». Emerge con personalidad propia en la línea del cielo de la capital como elemento que singulariza gran parte de su historia, y sigue marcando su presente. Representa el esfuerzo titánico de varias generaciones que, siglo tras siglo, fueron modelando todos sus elementos constructivos con un lenguaje artístico novedoso, cuya genialidad encontró eco hasta en la lejana América, sirviendo su planta de modelo para otros templos.
La catedral de Jaén es también una bella metáfora del espíritu que animó a las gentes de Jaén en el pasado, y que puede servir de acicate aleccionador para las generaciones actuales. Construida con piedra extraída cerca de la ciudad, la mayor parte de sus arquitectos y constructores fueron giennenses, y del antiguo Reino de Jaén provenían las rentas con que se levantó. Por eso, sintetiza magistralmente el enorme potencial creativo y de trabajo de las gentes de esta tierra para sacar adelante proyectos que en ocasiones puede parecer que exceden a sus capacidades. Y sin embargo, con espíritu emprendedor y ánimo creativo, esos proyectos pueden convertirse en una espléndida realidad, como ocurrió con la catedral.
Desde su catedral, Jaén fue testigo del empeño social de uno de sus canónigos, D. Pedro Poveda Castroverde, quien en 1917 recibió la aprobación eclesiástica de la «Asociación de las Hijas de Santa Teresa», embrión de la actual Institución Teresiana.
Poveda llegó a Jaén desde Guadix pasando por Covadonga. Y en la antigua Acci, ciudad hermana con sabor a cristianismo primitivo, con su obispo Félix presidiendo el concilio de Elvira, Poveda se acercó a las necesidades básicas de los gitanillos de las cuevas, hermoseando con sus propuestas pedagógicas el compromiso social inherente a la fe cristiana.
Jaén y Guadix, Guadix y Jaén, ciudades con espíritu abierto y acogedor, serán la sede del XXX Congreso de la Asociación de Archiveros de la Iglesia, para conocer mejor el siempre estimulante tema del «Catolicismo Social y los Archivos de la Iglesia».
Fuente: Asociación de Archiveros de la Iglesia en España