La Iglesia celebraba ayer, 15 de junio, la Solemnidad de la Santísima Trinidad y la Jornada Pro Orantibus. Bajo el lema «Orar con fe, vivir con esperanza», las comunidades de religiosas contemplativas de toda la Diócesis se dieron cita en el Camarín de Nuestro Padre Jesús Nazareno para comenzar la celebración jubilar, presidida por nuestro Obispo, Don Sebastián Chico Martínez.
Con gozo y entonando las letanías, la procesión partió hacia la S. I. Catedral, donde fueron recibidos repique festivo de campanas, signo de bienvenida y alegría compartida.
La celebración eucarística, en la que participaron en torno a 70 contemplativas, estuvo concelebrada por el Canónigo D. Juan Herrera; el Delegado y Subdelegado de Vida Consagrada, D. Manuel Alfonso Pérez y Juan Antonio Marín; el secretario del Obispo, D. Francisco Javier Cova; y D. Antonio Lara, como maestro de ceremonias. Además, el diácono permanente José Bellido se encargó del servicio del altar.
Como parte del rito jubilar, se realizó la aspersión con agua bendita en memoria del bautismo.
Las lecturas y la oración de los fieles estuvieron participadas por las consagradas y el Evangelio fue proclamado por el diácono permanente. La capilla musical corrió a cargo de algunos miembros del «Coro Santa Cecilia» de la Catedral de Granada.
Asimismo, un grupo de monjas contemplativas danzó durante las ofrendas y la acción de gracias, expresando con alegría su entrega plena y profunda al Señor.
Homilía
El Obispo, inició su predicación, invitando a los fieles a entrar en actitud de contemplación ante el misterio trinitario: “En este día, la liturgia nos invita a detenernos, no tanto para comprender con la razón, sino para contemplar con el corazón”.
Así, haciendo alusión a las lecturas del día, el Pastor diocesano explicó que “la primera lectura, tomada del libro de los Proverbios, es como un inicio de la revelación del misterio de la Trinidad”, y en la carta de san Pablo a los Romanos “se nos anuncia el don del Espíritu Santo como el don de Dios por antonomasia”. En este sentido, subrayó que “todo bien nos viene del Padre, lo recibimos en el Hijo, por obra del Amor de Dios operante que es el Espíritu Santo”.
El Prelado jiennense afirmó, además, que “la obra de la salvación, realizada por Cristo, es la gran acción de la Trinidad”. Para continuar: “El Padre es el principio absoluto de todo, el Hijo es la imagen, la expresión, la palabra definitiva en la que el Padre se dice a Sí mismo, y el Espíritu Santo es el Amor infinito, subsistente, operante, el abrazo del Padre y del Hijo, el abrazo de Dios hacia nosotros”.
Con motivo de la Jornada Pro Orantibus, Don Sebastián quiso dirigirse, de manera especial, a las religiosas contemplativas. “Hoy estáis aquí, en este templo jubilar, como peregrinas de la Esperanza, portando en vuestros corazones la vida orante de tantos conventos y monasterios esparcidos por nuestra Diócesis jienense. Vuestra presencia nos conmueve y nos ilumina, porque sois signo vivo de que la fe no es sólo palabra o actividad, sino adoración y entrega total a Dios”.
Subrayó el papel esencial de la vida escondida y orante: “Sois el corazón orante de la Iglesia, el soplo silencioso del Espíritu en medio de nuestras prisas. En medio del ruido, la dispersión, la inmediatez y el olvido de Dios, vuestra vida escondida en Cristo es una pregunta profética que interroga al corazón humano”. Para afirmar: “el mundo espera de vosotras que sigáis siendo lo que sois: centinelas del alba, testigos del Absoluto, lámparas encendidas en medio de la noche, mujeres apasionadas por el Rostro de Dios, llama de esperanza para el mundo”.
Finalmente, Monseñor Chico Martínez quiso señalar que Trinidad no es una noción abstracta, sino una verdad viva que transforma la existencia: “Creer en el Dios Trinidad no es aceptar una fórmula teológica abstracta. Es entrar en relación viva con un Dios que se nos ha dado totalmente: el Padre, que crea y nos llama a la vida; el Hijo, que nos salva entregándose hasta el extremo; el Espíritu Santo, que habita en nosotros como huésped y guía”. Y concluyó: “Celebrar la Trinidad no es mirar al cielo como quien contempla algo inalcanzable, sino redescubrir que el cielo ya ha sido sembrado en nuestro corazón”.
Al finalizar la Comunión, y como parte de la celebración jubilar, D. Juan Antonio Marín llevó hasta el presbiterio el Santo Rostro, ante el que se pidió por las intenciones del Santo Padre.
Posteriormente, el Pastor diocesano impartía, con esta reliquia, la bendición solemne. Con un canto a la Santísima Virgen y una foto de familia concluía esta celebración jubilar.
Posteriormente, y tras la Santa Misa, las religiosas contemplativas disfrutaron de una visita guiada a la exposición The Mystery Man. La jornada concluyó con una comida compartida, en la Casa de la Iglesia, fortaleciendo, así, los lazos de comunidad y fraternidad.
Galería fotográfica: «Jubileo de la religiosas contemplativas»
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