El pasado sábado, 29 de enero, se celebraba un homenaje en honor a D. León Suárez Palomares, Delegado Episcopal para Cofradías y Hermandades de Jaén durante más de 16 años.
Dicho acto, organizado por la Delegación para Cofradías y Hermandades de Jaén y la Agrupación Cofradías, comenzaba con una eucaristía presidida por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López. “Tras la tarea y la dedicación que D. León ha venido realizando durante tantos años en bien de todas las Cofradías, y como señal de gratitud, muchas Agrupaciones de Cofradías han mostrado su interés en llevar a cabo un homenaje tan merecido”, asegura D. José López Chica, Delegado Episcopal.
A las 12 de la mañana comenzaba la celebración en la S. I. Catedral de Jaén. Durante su homilía el Sr. Obispo quiso agradecer a D. León por su esfuerzo y su constancia como Delegado Episcopal. “Le damos las gracias por su constancia, serenidad, comprensión y su amor cristiano en su sementera, de años. Siempre callado, pero ya ha producido muchos frutos. Que Dios se lo pague y que su ejemplo sirva de estímulo para el nuevo Delegado, para sus colaboradores, para todas las agrupaciones de toda la diócesis y sus capellanes respectivos. Así se lo vamos a pedir al Señor en esta eucaristía, para que la religiosidad popular, en aquel misterio de Cristo que se convierte en algo muy cercano a la persona, continúe afianzándose y creciendo entre nosotros”.
La ceremonia finalizaba con unas palabras de D. León Suárez que, como Delegado Episcopal Emérito para Cofradías y Hermandades de la Diócesis, quiso agradecer la presencia y el reconocimiento del Sr. Obispo, de los miembros del Cabildo, del Seminario y del Delegado Episcopal para Cofradías y Hermandades. Agradeció, igualmente, la asistencia de numerosas hermandades, cofradías y fieles diocesanos, así como la actuación del Coro de la Parroquia de Santa María de Torredonjimeno.
“Muchas gracias a todos. Que la virgen María Madre de la Iglesia ilumine nuestros pasos y proyectos para que nuestras Cofradías sean, en este mundo secularizado, testigos comprometidos del Evangelio”, culminaba D. León. Tras la Eucaristía, la jornada continuaba con una comida de honor.