El último fin de semana de abril, cuando la primavera ha estallado en Sierra Morena, la Diócesis mira hacia el Cerro del Cabezo, para venerar a la patrona de Jaén, la Virgen de la Cabeza en el domingo del Buen Pastor.
Este año, sin romería, como ocurrió en 2020, pero con medidas menos restrictivas que el pasado, ya que la fiesta de la Virgen de la Cabeza ocurrió en pleno confinamiento. Aún así, han sido muy pocos los fieles que han podido participar, dentro de la Basílica Santuario de la Eucaristía, que presidía el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro. Entre ellos, el alcalde de Andújar, la delegada del Gobierno, la junta de Gobierno de la Hermandad Matriz, y miembros y cuerpos de Seguridad del Estado.
Han sido muchas las llamadas a la prudencia, la responsabilidad y el respeto que se han pedido a los romeros a lo largo de las últimas semanas para que no subieran al Cerro y evitar, en la medida de los posible, los contagios por la COVID-19.
Este año, la imagen de la Virgen de la Cabeza iba ataviada como lo hizo en 1921, cuando se llegaba al final de la pandemia de la Gripe española: un precioso manto verde bordado con hilos de oro, perteneciente a la antigua y primitiva imagen de la Morenita. Un guiño para desear y pedir la intercesión de María para que sea este el inicio del fin de la pandemia.
Junto al Obispo, el Vicario General de la Diócesis; D. Francisco Juan Martínez Rojas; el Padre Provincial de la comunidad trinitaria en España, D. Daniel García Camino; miembros de la comunidad Trinitaria de Andújar; los sacerdotes del Arciprestazgo de Andújar; diáconos permanentes y los seminaristas.
La monición de entrada la pronunció el nuevo rector del Santuario, el Padre Luis Miguel Alaminos. Las lecturas fueron participadas por el Hermano Mayor de la Hermandad Matriz y colaboradores del Santuario y el Evangelio lo proclamó el Diácono Permanente, Francisco José Cano de Haro. El acompañamiento musical estuvo a cargo de la Coro de la Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza.
En el domingo del Buen Pastor el Obispo comenzó su homilía con los saludos a las autoridades presentes en el templo, así como a los que seguían la retransmisión por Canal Sur TV.
Su prédica quiso ser, igual que el pasado año, una conversación entre la Virgen Santísima de la Cabeza y el Prelado jiennense, recordando cómo había sido este 2020-2021 marcado por las terribles consecuencias sanitarias y socioeconómicas aparejadas a la pandemia.
Sus primeras palabras destacaban esa labor de Madre que ejerce con todos sus hijos la Virgen de la Cabeza, escuchando y atendiendo las necesidades de todo aquel que se dirige a ella: «Me consta que has podido responder a muchas preguntas, sobre todo sin palabras, porque utilizabas tu mejor lenguaje, un abrazo maternal y amoroso; sé que has mirado con mucha compasión todo lo que veías con tus ojos misericordiosos; te has enternecido ante la actitud de servicio, de entrega, de generosidad de cuantos atendían los servicios sanitarios; has llorado ante la impotencia que reflejaban los ojos de muchos; has guardado en tu corazón multitud de confidencias; has acompañado la soledad de los enfermos; has fortalecido la inseguridad de los que sentían que la vida se les iba».
Don Amadeo también quiso trasladar un mensaje de esperanza ante la desolación que deja tras de sí el Coronavirus: «Siento que la Virgen me pide que os diga que no echéis en saco roto todo lo que nos está enseñando este tiempo de pandemia. Nuestra querida Madre, en su peregrinar entre nosotros, ha visto mucha bondad, a pesar de que han sido tiempos de difícil control emocional para todos. Muchos han abandonado el “sálvese quien pueda” y han aparcado el individualismo como forma de vida. Ella ha visto la multitud y diversidad de servicios que tantos han realizado, con una generosidad sin límites. Por todo ello, la Virgen nos recuerda que ser persona es ser responsable, que el ser humano es imagen de Dios y, por eso, hermanos todos». A la vez que hizo una crítica a aquellos que no han cumplido o se han saltado las normas para acabar con el Coronavirus.
Del mismo modo, el Obispo del Santo Reino quiso incidir en el Evangelio que se había proclamado, reflexionando sobre la figura del Buen Pastor. «Jesús viene a decirnos, de parte de Dios: me importáis, me importáis mucho. Permitidme que os diga: este ha sido un precioso mensaje que hemos recibido en este año difícil de COVID; con el amor maternal de María hemos podido reconocer entre nosotros a Jesús el Buen Pastor de unas ovejas frágiles y heridas. ¡Ojalá el Buen Pastor haya entrado en nuestro corazón como entró en el de los primeros cristianos! Ellos lo representaron como un pastor que lleva sobre sus hombros a cada una de sus ovejas perdidas o heridas».
Antes de concluir su predicación, el Obispo anunció una gran peregrinación diocesana al Santuario Basílica de la Virgen de la Cabeza, cuando la pandemia concluya y las autoridades lo permitan, para darle las gracias a Ella y a su bendito Hijo y a poner «nuestras vidas y nuestros corazones ante el amor de Dios, nuestro Padre». Este anuncio provocó en los asistentes un caluroso aplauso.
Durante la celebración se mantuvieron todas las normas de higiene y distancia para evitar los contagios. Todos los que se acercaron a recibir la Comunión antes se higienizaban las manos y guardaban la suficiente de distancia.
Antes de que el Obispo impartiera su bendición, el Presidente de la Hermandad Matriz hizo una acción de gracias muy emotiva. En la que pidió intercesión y protección de la Virgen, y tuvo un recuerdo por tantos que han perdido la vida a causa de la pandemia. Concluyó con un fuerte, ¡Viva la Virgen de la Cabeza!
El Obispo pidió a los asistentes y a los que estaban en su casa siguiendo la retransmisión un aplauso para la patrona de la Diócesis.
Galería fotográfica: «Virgen de la Cabeza 2021- Manuel José Gómez»