El sábado, 26 de junio, fue un día muy especial para la comunidad parroquial de la Guardia de Jaén. Un grupo de 30 jóvenes y 8 adultos recibieron la efusión del Espíritu Santo como en un nuevo Pentecostés.
La celebración fue presidida por nuestro obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, y concelebrada por los sacerdotes de la parroquia, D. Juan Pedro Moya y D. Joel Nsenkey.
La celebración fue preparada con mucho cariño y vivida con gozo por toda la comunidad cristiana, tanto los que pudieron participar, como los que lo hicieron por a través de la retransmisión en directo por Redes Sociales. El Obispo, en sus Palabras recordó, a la luz de la Palabra de Dios, la importancia de aquellos que nos han ido acompañando en el proceso de la fe: abuelos, padres, catequistas, sacerdotes, compañeros… todos ellos instrumentos preciosos en las manos de Dios; pero el don de la fe, solo es posible como regalo de Dios.
El Prelado jiennense invitó a confiar en Jesús en todos y cada uno de los momentos de la vida. En Cristo “nace y renace la alegría”. En sus palabras finales, Don Amadeo invito a los jóvenes y a la comunidad, allí presente, a sentirse Iglesia del Señor y a comprometerse en el Iglesia del Señor, desde el gozo de sentirnos llamados y enviados, miembros vivos del Cuerpo de Cristo.
Toda la celebración transcurrió en un profundo clima de oración y recogimiento, un nuevo cenáculo, un nuevo Pentecostés, una nueva y renovada Efusión del Espíritu Santo.
Al finalizar la celebración, el párroco, en nombre de la comunidad cristiana, entrego al Obispo un pequeño detalle como expresión del cariño que esta comunidad siente hacia tan buen padre y buen pastor. Junto al Obispo, la parroquia de la Guardia, quiere buscar cada día el Rostro de Cristo, centrar la mirada en Aquel que “me amó y se entregó por mi”.
Comunidad parroquial de La Guardia
Galería fotográfica: «Confirmaciones en La Guardia – junio 2021»
Palabras del párroco al Obispo en nombre de la comunidad parroquial de La Guardia:
Querido Don Amadeo:
La Iglesia Diocesana de Jaén hoy está de fiesta por la ordenación sacerdotal de Antonio Blanca. Por eso, primero deseo felicitarlo, pues de sus manos ha recibido este ministerio sacerdotal para servicio del Pueblo de Dios, en esta tierra del Santo Reino, de la que usted es buen padre y buen Pastor.
Quiero darle las gracias en nombre de los dos sacerdotes y de toda la comunidad cristiana de La Guardia; los aquí presentes y los que nos siguen por los Medios. Hoy, hemos querido que nuestra parroquia fuese un cenáculo para una nueva efusión del Espíritu, para estos 38 confirmandos y, para los que ya lo fuimos, una nueva renovación.
Don Amadeo, sé que no es de recibir halagos, pero quiero darle gracias por su ministerio episcopal y por lo que su misma persona irradia y refleja. Cuando el Concilio Vaticano II se puso en marcha, detrás, años atrás, ya había un impulso de renovación suscitado en el corazón de muchos hombres y mujeres de diversos lugares del mundo. Don Amadeo, no quiero ser imprudente ni desacertado en mis palabras, pero su sacerdocio, su episcopado y su misma vida han andado y andan en los ritmos del Espíritu de este momento, renovador de la vida de la Iglesia. Solo hay que escuchar la homilía de esta mañana para ver que ama a la Iglesia del Señor, y que quiere que la iglesia, hoy sea como Dios la sueña; una iglesia en salida, una iglesia misionera, una iglesia en sinodalidad, una iglesia con rostro de misericordia y perdón, con hombres y mujeres entregados al servicio gozoso de la siembra de la Palabra de Dios. Hombres y mujeres que irradien la alegría de sentirse amados y llamados, queridos y enviados.
Su sencillez, Don Amadeo, es escuela para muchos; su sencillo y claro magisterio, es lámpara para la pastoral de estos nuevos tiempos. Gracias por su presencia en ésta, que es su casa, y en la que viven hombres y mujeres sencillos que quieren y rezan por su Obispo, por usted Don Amadeo. Gracias por el regalo del Don del Espíritu en el sacramento de la Confirmación que hoy ha administrado a esto jóvenes y adultos.
Termino entregándole un pequeño detalle de esta parroquia y busca diariamente el “Rostro de Dios”, un detalle que es expresión de nuestro cariño. Gracias, Don Amadeo.
Juan Pedro Moya Haro
Párroco de La Guardia