El Sr. Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas, presentaba, el pasado lunes, 22 de junio, la nueva Encíclica «Laudato Si», en la que el Santo Padre reflexiona sobre la creación.
Pasadas las 20.30 horas, comenzaba la conferencia en la Sacristía Mayor de la S.I. Catedral de Jaén.
«El pasado 16 de junio el Papa Francisco enviaba a todos los Obispos del mundo la nueva Encíclica «Laudato Si», acompañada de un quirógrafo, en la que comunicaba el envío de ese importante documento. A la vez, se pedía a todos Obispos del mundo que hiciesen lo posible por difundir magisterial sobre el cuidado de la casa común, que es la expresión que el Papa ha acuñado para llamar a la Tierra o a la creación», indicaba Martínez Rojas.
«La Encíclica «Laudato Si» necesita ser leída y estudiada en los seis capítulos que componen su texto para poder reflexionar posteriormente sobre él. De este modo podremos analizar lo que le está pasando a lo que el Papa llama ‘nuestra casa’, pues la naturaleza es, de algún modo, la casa del hombre, dice en el capítulo primero. Releer los relatos de la Biblia para comprobar la responsabilidad que pone Dios en el ser humano respecto a la creación, será una tarea a la que nos ayudará el capítulo segundo de la Encíclica. Podremos luego, también, descender a un análisis de las raíces de la situación actual, para conocer sus raíces o causas más profundas. En el capítulo cuarto el Papa nos invitará a caer en la cuenta sobre la necesidad de elaborar unas bases a favor de una ecología integral. En el capítulo quinto el Papa nos presenta unas propuestas concretas que el Papa Francisco sobre lo que podemos y debemos hacer en este campo, indicándonos, finalmente, algunas líneas de maduración humana inspiradas en la experiencia cristiana. Y el capítulo sexto, y último, el Papa nos invita a una profunda conversión ecológica global».
Asimismo, el Vicario General, aseguraba que «no es el primer pronunciamiento del magisterio de la Iglesia, del magisterio papal, sobre ecología. Hay unos precedentes, sobre todo desde Juan XXIII y, muy fundamentalmente, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Lo que sí es cierto es que es la primera Encíclica dedicada exclusivamente a la ecología. En ese sentido sí es novedoso. Es la segunda Encíclica, la primera fue «Lumen Fidei», pero la dejó prácticamente terminada Benedicto XVI, como el propio Papa reconoce, y él la asumió. Esta ya sí es propiamente suya. Una de las características de esta Encíclica es una visión muy global, muy compresiva y muy unitaria del problema de la creación, de la tierra, de la ecología».
Quiso destacar, además, que «en el capítulo primero el Papa Francisco habla de la situación en la que nos encontramos y destaca cuatro características, entre ellas el calentamiento global, el cambio climático, la ruptura que sufre la biodiversidad en algunos sitios -con la desaparición de especies, la deforestación, el problema del agua…- Y, finalmente, habla de la deuda que tiene el norte con respecto al sur, porque, digamos, que hemos disfrutado de todos los bienes del sur. Y hemos generado riqueza para el norte, pero pobreza en el sur».
Igualmente, asegura que «el Papa cita a Juan XXIII y dice que es necesario, frente a los fracasos que ha habido en las grandes cumbres internacionales, una ecología de calle. Una ecología pequeña – desde apagar las luces, no consumir demasiada energía, reciclar los residuos…- que empieza a un nivel muy particular, muy individual. Dice, también, que tiene que empezar a concienciarse a las futuras generaciones desde la escuela, desde la familia y desde la misma catequesis».