La S. I. Catedral de Jaén acogía el pasado sábado, 28 de julio, una Eucaristía para celebrar el Dies Natalis de San Pedro Poveda.
La celebración estuvo presidida por el Canónigo D. José López Chica y concelebrada por otros miembros del Cabildo Catedralicio.
Asimismo, estuvieron presentes miembros de la Institución Teresiana y multitud de fieles diocesanos, devotos del santo jiennense.
Homilía
Durante su homilía, López Chica comenzó recordando que “la Iglesia celebra con gozo la conmemoración del martirio de San Pedro Poveda Castroverde”. Y aseguró que “es un motivo de júbilo para este Cabildo Catedral, pues admiramos glorificado en el cielo a uno de nuestros hermanos capitulares. Lo es para la Institución Teresiana que él fundara y cuyo carisma continúa; y lo es para todos los aquí presentes, porque un hijo de nuestra iglesia diocesana ha triunfado ya con Cristo para siempre”.
El Canonigo quiso subrayar, también, que la vida de San Pedro Poveda estuvo marcada, profundamente, por Cristo. “El martirio fue la culminación de una vida marcada por Cristo en todos los sentimientos y anhelos de este santo sacerdote. San Pedro Poveda fue marcado por la cruz ya casi al comienzo de su ministerio: incomprensiones, calumnias, zancadillas… pero se abrazó a la cruz de su Señor y lo siguió con ella día a día para cumplir el encargo que de él había recibido. Es este el secreto que da fuerza al testimonio cristiano: un amor inquebrantable por Jesús, a pesar de nuestra manifiesta fragilidad”.
Y continuaba haciendo hincapié en su interés por la cultura y la fundación de la Institución Teresiana. “San Pedro Poveda se dejó marcar por el Señor haciendo suyas las palabras de su Maestro: «Alumbre así vuestra luz…» por eso, en tiempos convulsos, tuvo la osadía de adentrarse en el campo de la cultura para convertirse en ‘sal’ y ‘luz’ de Cristo para el mundo. El discernimiento de la Obra de Dios en él, a los pies de la Santina, culminó con la fundación de esta Institución que tanto bien ha hecho a Jaén y al mundo entero”.
Igualmente, D. José pidió a los presentes que continuaran “celebrando al Señor en esta Eucaristía, íntima y sentida, y pidamos que también nosotros seamos ‘sal’ y ‘luz’ en la historia que nos ha tocado vivir”. E insistía: “El Señor nos de valentía y arrojo para seguir confesando su Nombre. Vosotros, como Institución, desde todos los campos en los que con tanto acierto trabajáis por Él; nosotros como sacerdotes: con una vida digna del ministerio encomendado y un impulso evangelizador como el de nuestro mártir. Los laicos, principal atención de san Pedro Poveda, como evangelizadores de los ambientes en que trabajáis y frecuentáis”.
“Al celebrar la memoria de este preclaro hijo de la Iglesia de Jaén, damos gracias a Dios y renovamos nuestro empeño de seguir a Cristo dejándonos siempre marcar por Él, para que, con palabras del Papa Francisco, brille en nosotros y sobre el mundo entero ‘La alegría del evangelio’”, concluía.
La Santa Misa, terminaba con la Salve a la Virgen, en la Capilla del Santo Rostro.
Finalmente, los fieles pudieron venerar la reliquia de San Pedro Poveda, que estuvo en el Altar Mayor durante toda la celebración Eucarística.
Fotografías: Arturo Aragón