
Este sábado, el primero de la primavera, la Catedral de Jaén ha acogido la ordenación como diáconos, uno transitorio y otro permanente, de Samuel Valero y Francisco Javier López, respectivamente. Ambos jiennenses, pertenecientes a la parroquia de Santa María de Torreperogil y a la Divina Pastora de Andújar, han estados acompañados de sus familias, amigos y de miembros de sus comunidades parroquiales.
Para Samuel Valero, de 26 años, es un paso más en su recorrido vocacional hacia el sacerdocio. El diaconado permanente de Francisco Javier López, de 57 años, es la respuesta como hombre casado y padre de dos hijos, a servir a la Iglesia a través de este ministerio diaconal.

Medio centenar de sacerdotes diocesanos han querido ser partícipes de la ordenación de los dos diáconos, que comenzaba a las 11:30 de la mañana. Desde el Sagrario, en procesión claustral, salían los sacerdotes, los diáconos permanentes, los seminaristas, los aspirantes a diáconos y el Obispo hasta el presbiterio de la Catedral, mientras el coro de mujeres de las Hermanas de la Cruz interpretaba ‘Alrededor de tu mesa’.

Las lecturas elegidas para la Eucaristía han sido leídas por familiares de los que, durante la celebración, han sido ordenados diáconos. El Evangelio extraído del libro de Lucas, que recoge la parábola del Hijo Pródigo, lo ha proclamado el diácono permanente, Andrés Borrego. Al término, el Obispo ha llamado a los candidatos a recibir la orden del diaconado para ser presentado por el Rector del Seminario y por el Delegado para el Diaconado Permanente ante el Obispo y ante el pueblo de Dios presente en la Catedral.
El Rector del Seminario, D. Juan Francisco Ortiz, ha pedido al Obispo la ordenación del seminarista; y el responsable para el diaconado permanente, D. José Antonio Maroto, ha hecho lo propio para el padre de familia. El Prelado jiennense ha aceptado, todo según el ritual de la ordenación.

Homilía
Después, Don Sebastián ha iniciado sus palabras destacando su alegría por esta ordenación, y tras los saludos ha afirmado: “Siempre que celebramos una ordenación tenemos la impresión de que estamos tocando las raíces y el corazón mismo de la comunidad eclesial. Todo en la Iglesia es carisma y ministerio. Todos los miembros de la Iglesia recibimos de manera irrepetible los dones del Espíritu Santo para prolongar y multiplicar la vida santa del Señor y para servir a la vida y a la salvación de los demás con el Espíritu y el amor del Señor”.
Monseñor Chico Martínez ha querido poner de manifiesto lo que lleva aparejado esta ordenación de diácono, que no es otra que la del servicio a Cristo, a la Iglesia y a los hermanos. En este sentido, dirigiéndose a los dos candidatos les ha dicho: “Queridos Samuel y Francisco Javier, hoy vais a recibir el ministerio del Diaconado. Como diáconos vais a ser llamados y consagrados para ayudar al Obispo y a los Presbíteros en el servicio del Altar, en la proclamación del Evangelio de salvación y en el servicio de la caridad a los pobres y necesitados. Si bien éstas pueden ser tareas comunes a todos los cristianos, vosotros seréis investidos con la facultad y la obligación de realizarlas en el nombre de la Iglesia, con una adecuada preparación y total dedicación de vuestras vidas”.
Del mismo modo, en su predicación ha querido destacar los compromisos que esta ordenación lleva aparejados, como son el servicio a los pobres, a la Palabra y a la Eucaristía, que según el Obispo diocesano los configura más con Cristo. “Seréis ministros que sirven a la reconciliación, puentes entre Dios y los hombres, especialmente para aquellos que han perdido la esperanza, que creen que no hay camino de vuelta. En vuestra misión, tendréis que proclamar la grandeza del amor divino con palabras, pero sobre todo con gestos concretos de cercanía y compasión. Como el Padre de la parábola, tendréis que salir al encuentro, tender la mano, escuchar y abrazar con la ternura de Dios a cada persona necesitada de su gracia”.
Antes de concluir, el Obispo se ha dirigido a cada uno de los aspirantes atendiendo a sus realidades vitales propias y a su camino vocacional. Primero, ha dicho al que sería ordenado como diácono permanente: “Francisco Javier, tu vocación al diaconado permanente se enriquece con tu condición de esposo y padre. Vives en tu hogar la entrega, la paciencia y el servicio. Esa misma disposición de amor generoso se proyecta ahora a la comunidad eclesial. Serás signo de Cristo Servidor en medio de los hombres, un puente entre la vida familiar y la vida de la Iglesia, recordándonos a todos que el amor concreto y cotidiano es el primer terreno donde se vive la fe”.
Para, después, recordarle a Samuel que su “camino en el diaconado transitorio te prepara para recibir, en su momento el presbiterado. Sin embargo, la raíz de tu servicio estará siempre en el diaconado: un servidor que escucha, que acoge, que se entrega. Que tu ministerio diaconal sea una escuela de humildad y de cercanía, donde aprendas a configurarte cada día más con Cristo, el Siervo fiel”.
La homilía ha concluido poniendo a los dos candidatos bajo el manto protector de la Virgen de la Cabeza, patrona de la Iglesia de Jaén.

El rito de la ordenación de diáconos
Después de la homilía, los aspirantes al diaconado han subido al presbiterio para ser interrogados por el Obispo y a la vez prometer sus nuevos compromisos con la Iglesia. Samuel, ha prometido celibato. Ambos, Samuel y Francisco Javier han hecho al unísono el resto de las promesas, entre las que se halla la de la obediencia al obispo y a sus sucesores. Después se han postrado en el suelo, delante de la mesa de altar, mientras el seminarista Antonio Partal ha entonado las letanías en el Templo de Vandelvira, el momento de mayor recogimiento y piedad de la celebración. Después, uno a uno ha recibido, de rodillas, la imposición de manos por parte del Prelado, Monseñor Chico Martínez.

Cuando ha concluido la plegaria de ordenación, los ya diáconos han sido revestidos con las dalmáticas por sus párrocos. Samuel Valero la ha recibido de manos de D. Facundo López Sanjuán, su párroco en Torreperogil; y Francisco Javier López ha sido revestido, también, por su párroco, D. Manuel Botet CM y por D. Severino Calderón OMF . Para, a continuación y ya revestidos como diáconos, recibir el signo de su ministerio, el Evangeliario mientras el Obispo decía en voz alta: “Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo, y cumple aquello que has enseñado”. Los neo diáconos han participado en el servicio del altar de la celebración eucarística.

Los familiares de los diáconos han sido los encargados de presentar las ofrendas ante el Obispo. También, han sido los nuevos diáconos los que han dado la Comunión, primero a sus familiares y a continuación a todo el pueblo de Dios congregado en la Catedral.

El Prelado del Santo Reino, antes de dar la bendición solemne, ha querido felicitar a la Iglesia de Jaén por estos nuevos servidores de la mesa y de los pobres y ha pedido que sean muchos los que siga llamando el dueño de la mies para entregar su vida por el Reino de Dios, ya sea como sacerdotes o como diáconos permanentes. “Antes de terminar, quiero dirigirme especialmente a los jóvenes que hoy nos acompañan. En este día de alegría para nuestra Iglesia, en el que Samuel y Francisco Javier responden con generosidad a la llamada del Señor, quiero invitaros a abrir vuestro corazón a la voz de Dios. Quizá alguno de vosotros sienta en su interior la inquietud de una llamada más profunda, el deseo de dar la vida por Cristo y por los hermanos en el sacerdocio o en la vida consagrada”. Para concluir, “¡No tengáis miedo! Seguir a Cristo con radicalidad es un camino de plenitud, una aventura de amor y entrega que transforma la vida y la llena de sentido. Hoy más que nunca, la Iglesia necesita jóvenes valientes, dispuestos a entregar su vida al servicio del Evangelio. Si en vuestro corazón resuena esa voz del Señor que llama, responded con generosidad. No estáis solos: la Iglesia camina con vosotros y el Señor mismo os sostiene con su gracia”.

Familiares y amigos se han acercado, al término de la celebración, para felicitar a los dos nuevos diáconos para la Iglesia del Santo Reino en el Año Jubilar de la Esperanza.
Galería fotográfica: «Ordenación diaconal de Samuel Valero y de Francisco Javier López»
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