La Diócesis despide al sacerdote congoleño, Padre Leonard Djela Ompola

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

La parroquia de La Natividad de Jamilena acogía, esta tarde, la despedida del sacerdote de origen congoleño, Padre Leonard, que falleció hace unos días.

El Padre Leonard Djela Ompola llevaba poco más de un año en España, enviado por su diócesis de origen, Kenge (R. D. del Congo), para ampliar sus estudios. Tras su paso por la localidades de Montizón, Chiclana, Beas, Aldea Hermosa y Venta de los Santos, estaba ahora acompañando a los sacerdotes, D. Pedro José Martínez y D. Jöel Nsenkey en las tareas al frente de las parroquias de Torredelcampo y de Jamilena.

Al funeral de entierro, presidido por el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, se han dado cita numerosos presbíteros diocesanos, así como otros sacerdotes africanos que residen en nuestra Diócesis, y paisanos del Padre Leonard que se encuentran, también, ampliando su formación académica en distintas diócesis españolas.

El Obispo de Jaén, embargado por la emoción, ha pronunciado una hermosa homilía en la que se ha dirigido a su presbiterio diocesano; al Obispo de la diócesis natal del sacerdote fallecido, así como a su familia.

“Esta tarde nos reunimos en un momento de gran dolor, frente a una pérdida que desgarra nuestros corazones. Estamos aquí para despedir a nuestro hermano sacerdote, Leonard, donde preguntas y emociones se entrelazan con la angustia, la incomprensión y con la esperanza que nos da la fe”, ha comenzado diciendo el Prelado jiennense.

De igual modo, el Prelado jiennense ha querido subrayar el amor misericordioso de Dios para con todas sus criaturas, especialmente en las que sufren: “La misericordia de Dios no tiene límites. Los que nos hemos congregado en esta celebración, lo hacemos para encomendar a nuestro hermano sacerdote a ese amor infinito que todo lo perdona y todo lo comprende. Creemos en un Dios que conoce nuestros corazones más allá de nuestras acciones, un Dios que acoge a sus hijos con compasión y ternura”.

Monseñor Chico Martínez ha puesto de manifiesto que Cristo es la esperanza de todo cristiano, y que, en momentos de dolor, es en comunidad y sabiéndonos parte de la Iglesia donde se puede encontrar el consuelo: “Hoy, en medio de este dolor, nos sentimos llamados a avivar nuestra esperanza. A veces, las cruces que llevamos nos parecen imposibles de sobrellevar. Pero como comunidad cristiana, estamos llamados a caminar juntos, a sostenernos unos a otros, especialmente en momentos de sufrimiento, ante las cruces que la vida nos da. Necesitamos de nuestra familia eclesial para cuidar, fortalecer y acrecentar la fe que nos sostiene. El ejemplo de Jesús, que siempre estuvo al lado de los que sufrían, es nuestro modelo. Estamos llamados a renovar nuestra fe en su presencia constante, en su amor que nunca falla”.

De una manera especial, ha querido dirigirse al Padre Joël, compatriota del sacerdote fallecido y gran apoyo de éste, que de una manera cercana ha vivido su muerte. “Querido Joël, que junto a Pedro José estás compartiendo tu ministerio sacerdotal, y habéis vivido la muerte de este hermano nuestro, quiero decirte que tu dolor y tu angustia no pasan desapercibidos para nosotros ni para Dios. En este momento de prueba, confía en el Señor, que está cerca de los corazones heridos. Sabemos que lo que estás viviendo, como un hermano mayor que has sido, es muy doloroso e incomprensible, pero también sabemos que tu estar junto a él, a lo largo de este tiempo, y especialmente en aquellas horas en las que me uní junto a vosotros, fue parte del amor que Dios sigue derramando sobre Leonard. Tu sufrimiento, vuestro sufrimiento, nuestro sufrimiento, unido al de Cristo, tiene un valor inmenso que estoy convencido dará su fruto”.

Sus últimas palabras, embargadas de consuelo y ánimo han sido para el Obispo de este sacerdote de República democrática del Congo, “Tenemos presente en esta celebración a tu obispo, Mons. Jean Pierre, con el cual nos sentimos muy unidos en estos momentos, donde sienten el vacío de la partida de un hermano sacerdote. Nuestro ministerio sacerdotal, como el de Leonard, es un servicio de amor que, aunque a veces se haga en medio de sufrimientos, es siempre sostenido por la fuerza de Cristo”.

También, Don Sebastián ha querido dirigirse a la madre del sacerdote difunto para que, como María, encuentre en medio del dolor el consuelo y la fortaleza que solo vienen de Dios: “Quisiera hacerle llegar unas palabras a la madre de Leonard, aunque no hay palabras que puedan consolar su corazón roto. Perder a un hijo es uno de los dolores más grandes que un ser humano puede experimentar, y hoy todos nosotros somos conscientes de su sufrimiento y en él nos unimos a ella. Querida Madre, encomienda en este momento a tu hijo a las manos misericordiosas de Dios, confiando en que María, que también vio morir a su Hijo, está a tu lado, dándote consuelo y fuerza”.

Antes de ser incensado y asperjado con agua bendita el cuerpo sin vida del sacerdote, Padre Leonard, su compañero y paisano, ha pronunciado unas hermosas palabras de agradecimiento del Obispo de la Diócesis de Kenge, Mons. Jean Pierre, por la atención de los sacerdotes que llegan a Jaén desde esta diócesis africana, así como por la atención recibida para con el Padre Leonard. Después, el Padre Jöel, visiblemente emocionado, se ha dirigido a Don Sebastián para decirle: “Gracias por este corazón grande que usted tiene para los sacerdotes que venimos de fuera. Gracias por este cariño con el que nos trata. Como no, agradecer al clero diocesano de Jaén que siempre se ha portado como hermano nuestro, nosotros que venimos de fuera. Y rezamos por usted por esta fraternidad sacerdotal que nos une. Gracias a mi párroco que ha acogido a Leonard como otro hermano suyo, gracias a las comunidades parroquiales de San Bartolomé y la de la Natividad de nuestra Señora, gracias a vosotros que habéis tratado a Leonard en los últimos momentos de su vida. Estaba alegre, porque aquí se sentía acogido, como en casa. Así como en las comunidades en las que él mismo ha trabajado como sacerdote”.

Tras la misa exequial, el féretro ha sido llevado hasta la puerta del templo de Jamilena, donde sus compañeros y amigos han emocionado a todos los presentes con los cánticos tradicionales de los funerales africanos, despidiendo así a su hermano en el sacerdocio, con la certeza de que ya goza de la presencia de Dios.

El cuerpo será trasladado hasta su localidad natal, en la República Democrática del Congo, acompañado por el Padre Jöel, para que su familia pueda despedirse de él y le dé cristiana sepultura allá donde nació.

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