En las distintas comunidades parroquiales de la Diócesis de Jaén se celebró, con solemnidad, la fiesta de la Sagrada Familia, este año bajo el lema propuesto por la Conferencia Episcopal Española: » La familia, hogar que acoge, acompaña y sana».
Algunos miembros de la Delegación diocesana de Familia y Vida participaron de esta fiesta en la Eucaristía de mediodía, del domingo, en la Catedral de Jaén, que estuvo presidida por el Deán y Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas.
Las Lecturas estuvieron participadas por miembros de la Delegación de Familia y Vida así como cofrades de la Buena Muerte, Hermandad que tiene su sede canónica en el primer Templo de Jaén.
En su homilía, el Deán de la Catedral comenzó expresando qué era la Navidad: «Navidad es condescendencia, es abajamiento por amor. Es el movimiento de entrega de Dios a la humanidad, que en la carne de su Hijo, nacido en Belén, llega a su máxima expresión».
En este sentido, el Vicario General expresó que la familia es «una bendición», para explicar, después que es en ese seno familiar en lugar «en que somos amados por nosotros mismos, somos conocidos con nuestras carencias, y debemos también, en espíritu de comunión, tener benevolencia con las de los demás, como recordaba la primera lectura, al referirse a la ancianidad de los padres».
La predicación, que estuvo dirigida a poner de relieve el papel fundamental que tiene para la sociedad la familia, así como el sentido profundo de regalo que viene de Dios. En este sentido declamó, «En la familia despertamos al misterio de la vida, como algo que se nos da, que supera nuestra capacidad de dominio. El Dios de la vida promete y promueve la vida. La vida es, por tanto, el primero de los dones de Dios. Es un regalo gratuito. Sin embargo, ese don divino comporta la aceptación humana». Para continuar diciendo que, a pesar de los problemas puntuales que puedan surgir, es la familia donde se concretiza el amor incondicional. «Debemos trabajar por reconocer que la familia pide atención y esfuerzo por mantener vivo el amor. Y apoyo por parte de la sociedad y de todos. Y hay que aceptar las experiencias contradictorias en el matrimonio y en la familia: modelos de familia hay uno, pero realidades hay muchas. Y hay que comprender que de este tejido variado está hecha la experiencia de tantas familias. Muchas formas históricas se transforman, pero hay un criterio que perdura: vivir en el Señor, descubrir su voluntad en lo concreto de nuestra vida, también en nuestra vida de familia».
La celebración, dentro de la Octava de la Navidad, contó con la presencia numerosa de fieles.