El pasado fin de semana en Guadarrama, organizada por la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, se celebró el curso anual de formación para agentes de pastoral bajo el lema la “Atención y cuidados paliativos al final de la vida. Cuestiones pastorales, éticas y jurídicas”, y ha contado con la participación de los Delegados de Familia y Vida de la Diócesis de Jaén.
La Pastoral Familiar no es ajena al sufrimiento de las familias. Un motivo frecuente de sufrimiento en el hogar es la presencia de la enfermedad. Cuando esta enfermedad está en fase avanzada o en una situación terminal, las necesidades de la familia aumentan, y es ahí donde se hace necesaria una ayuda por parte de todos.
Unas Jornadas que han contado con la presencia de casi un centenar de participantes de las distintas diócesis españolas. Ponencias, mesas redondas, experiencias y grupos de trabajo, han sido las dinámicas que han permitido profundizar en el campo que rodea la atención y cuidado de la persona y la familia en el final de la vida.
Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao y Presidente de la Subcomisión, fue el encargado de abrir este ciclo con una conferencia sobre ‘Sufrimiento y dolor, más allá de la enfermedad’. A lo largo del mismo también se abordaron temas como la bioética, el desafío de la medicina ante las personas, la sedación paliativa, la alimentación e hidratación en el final de la vida, la comunicación, los cambios legislativos en España en este ámbito o el saber ayudar a “morir en paz”. Las ponencias contaron con la participación de enfermeras, psicólogos o médicos especialistas en Cuidados Paliativos. Por último, para clausurar las Jornadas, la doctora María Luisa Di Pietro, experta bioeticista, impartió la conferencia ‘Familia y manejo del paciente en estado crítico: Una reflexión a la luz de la Iglesia’.
Estas Jornadas han permitido poner de relieve “la importancia de trabajar todos juntos en un aspecto concreto de construcción de la cultura de la vida”. Saber y poner de manifiesto el dolor que sobre la enfermedad existe, no solo en el enfermo, sino en su entorno más cercano, hace primordial que la Iglesia, que está al lado de los que sufren, esté también presente con estas familias que cargan con este dolor cuando un familiar suyo está al final de su vida.
No han faltado los momentos de convivencia y compartir con otras diócesis, aspectos de la pastoral familiar, que también nos pueden enriquecer a nosotros.
Juan de Dios García Bonilla e Isabel Sánchez Gómez
Delegados Diocesanos de Familia y Vida