
Cada año, la Iglesia diocesana de Jaén adelanta la celebración de la Misa Crismal al Martes Santo. Este día, el presbiterio unido a su Obispo, a las religiosas y religiosos y al pueblo fiel, celebran en comunión, la institución de la Eucaristía, el don del sacerdocio y la bendición del Crisma, que servirá para ungir a enfermos, a catecúmenos y a los futuros sacerdotes.
El repique de las campanas del primer templo diocesano, sonando incesantemente, desde las 10 y media de la mañana llamaba a la participación de esta jornada de los alrededor de los más de 150 presbíteros, llegados de todos los puntos de la geografía diocesana, para junto al Pastor diocesano, Monseñor Chico Martínez y al emérito, Don Ramón del Hoyo, participar en esta solemne celebración. También, y cumpliendo con el presbiterio diocesano al que pertenece, Monseñor Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, se ha sumado a la Misa Crismal, en la que también, han estado presentes el Vicario General, D. Juan Ignacio Damas; el Provicario General, D. José Antonio Sánchez Ortiz; así como los Vicarios Episcopales, el Deán de las Catedrales y miembros del Cabildo Catedral.

Los diáconos transitorios, Fernando Ruano y Samuel Valero, así como los seis permanentes, han acolitado y servido el altar. Las lecturas han estado participadas por los seminaristas y colaboradores de la Catedral. El Evangelio ha sido proclamado por el Diácono Permanente, Don Andrés Borrego. La nota musical la ha puesto el coro Amicitia de Martos.

Homilía
El Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, ha querido enfatizar, durante toda su homilía, el significado profundo de esta celebración en la que el presbiterio diocesano renueva sus promesas sacerdotales y el amor de esa primera llamada por la que siguieron, con su vida, los pasos del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. “Unos días antes de la celebración del Jueves Santo, para conmemorar la institución de la Eucaristía y del Sacramento del Sacerdocio, y así, vivir este momento de gracia en el que renovaremos las promesas que un día hicimos con ilusión y entrega. Lo hacemos como peregrinos de esperanza, en este Año Jubilar en el que el Señor nos invita a redescubrir la belleza de nuestra vocación y la fecundidad de nuestro ministerio”, ha afirmado el Obispo diocesano. En este sentido, ha querido resaltar la figura indispensable del sacerdote para la comunidad cristiana, que siempre lo hace desde la entrega plena, y el servicio: “Este es un día de gracia para nosotros, porque Cristo nos vuelve a llamar y nos recuerda el inmenso don que hemos recibido. Somos sacerdotes por pura misericordia, llamados, no por nuestros méritos, sino por su amor. Nos ha confiado su ministerio para que seamos signo vivo de su presencia en medio del mundo, ministros de su Evangelio, dispensadores de su gracia, pastores de su pueblo”. Para añadir, “seamos sacerdotes de oración, de cercanía, de escucha, de entrega generosa, en salida. Seamos testigos de esperanza, en este tiempo en que tantos se sienten perdidos”. Asimismo, Don Sebastián ha querido recordar el camino de entrega que los lleva a la plenitud en Dios a través del pueblo al que sirven. “Lo nuestro es un camino de servicio y entrega, donde nuestra esperanza se alimenta en la oración constante y fiel. Comenzar cada mañana junto al Sagrario, dedicar tiempo a beber del manantial de esperanza que es el corazón de Cristo, en la Eucaristía diaria, nos sostiene y nos fortalece, para que nunca perdamos la orientación de nuestra vocación”.
Monseñor Chico Martínez ha querido, en el Año de la Esperanza, recordar a sus sacerdotes que ellos son cauce de la Esperanza verdadera: “No nos dejemos llevar por la desesperanza ni por el cansancio. No cedamos al pesimismo ni a la queja; no cedamos, tampoco, a la indiferencia ni al desánimo; no dejemos emponzoñarnos por el veneno de la crítica destructiva. Dejemos que la esperanza, sustentada por el recuerdo de la verdad de nuestra vocación, se renueve cada día, fortaleciéndose en la Gracia recibida: la Caridad Pastoral” y que a pesar de las dificultades que se puedan ir encontrando en el camino, siempre encontrarán en Cristo la razón de su vida: “Somos conscientes de que el camino del sacerdote no está exento de sacrificios. A menudo experimentamos la soledad, la incomprensión, la fatiga de la entrega cotidiana. Sin embargo, cuando abrazamos con amor estas dificultades, que son parte de nuestras cruces, encontramos en ellas una fuente de libertad y fecundidad. Recordad que al aceptarlas voluntariamente adquirimos una soberana libertad y dejamos claro que “Cristo y el servicio a los demás son las verdaderas razones de nuestra vida”.
Después, el Prelado jiennense ha querido subrayar el significado de la bendición de los oleos y su uso en la vida de la Iglesia: “Hoy, al consagrar los santos óleos, sentimos, una vez más, que nuestras manos vuelven a ser ungidas por el Espíritu Santo. Hoy, el Señor nos llama nuevamente a ser suyos, sin reservas ni condiciones”
Finalmente, ha pedido a los seminaristas, religiosas y fieles presentes, a que “nos acompañéis con vuestra oración. Rezad por nosotros: vuestros sacerdotes y vuestro obispo, para que vivamos con fidelidad y alegría nuestra vocación, y para que nuestro ministerio sea siempre un signo de esperanza en medio de las dificultades que atraviesa el mundo. Estoy convencido de que vuestra intercesión es totalmente fecunda, nos fortalecerá y nos guiará en nuestro servicio a Dios y a su pueblo”.

Renovación de las promesas y bendición de los santos óleos
Tras la homilía, el clero diocesano ha renovado sus promesas sacerdotales ante el Obispo de Jaén, recordando en ellas su entrega plena al Señor, a través de la ayuda a la misión del obispo; la predicación de la fe católica; celebrar la liturgia; guardar el celibato; la oración; la imitación de Jesucristo y la obediencia al obispo.
Después, los seminaristas junto a dos de los diáconos permanentes han presentado ante el Pastor diocesano las tinajas con el aceite para ser consagrado: el de los enfermos, el de los catecúmenos y el santo crisma. El Prelado ha vertido en el aceite esencias y perfumes para, después, insuflar su aliento sobre ellos y, de este modo, consagrarlos ante todo el pueblo fiel congregado como testigo de este rito. El Obispo emérito hizo lo propio con el santo crisma. El rito ha finalizado con la oración de la consagración. Posteriormente, los tres recipientes se han situado delante del altar, donde han permanecido durante toda la celebración.

Durante la plegaria eucarística se ha recordado a los sacerdotes difuntos desde la última Misa Crismal.
La Eucaristía ha concluido con la bendición, impartidas por los dos obispos y el anuncio de los destinos de las siguientes visitas pastorales: que se llevarán a cabo en Adviento de este 2025 y durante la Cuaresma de 2026 y que serán los Arciprestazgos de Torredonjimeno-Martos y El Condado- Las Villas, respectivamente.

Al finalizar la celebración se han repartido los óleos entre todos los párrocos de la Diócesis. Este año, los 65 litros de aceite de oliva virgen extra (AOVE) bendecidos que han sido donados, como en años precedentes, por la Cooperativa Santa Ana – San Isidro de Torredelcampo.
Al concluir la Santa Misa, los sacerdotes han tenido un encuentro de convivencia fraternal en dependencias del Obispado.
Homilía del Obispo de Jaén, Mons. Chico Martínez en la Misa Crismal 2025
Galería fotográfica: «Misa Crismal 2025»
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