La Vigilia Pascual ha reunido esta tarde a numerosos fieles en la Catedral de Jaén, más de 200, que han respetado, en todo momento, las medidas de seguridad frente a la pandemia del Coronavirus.
Este año la celebración de la noche santa se ha adelantado a las 19 horas, debido al toque de queda. Pero, igualmente, la alegría de Cristo Resucitado ha estado presente en la celebración más importante del año, ya que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida y su luz ha vencido a las tinieblas.
El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, salía de la Sacristía donde se encontraba con el brasero que contenía el fuego que ha bendecido. Posteriormente, tras la incisión de la cruz, del alfa y el omega y de los otros signos en el Cirio, ha incrustado los cinco granos de incienso, en recuerdo de las llagas del Señor. Para culminar el rito encendiendo el Cirio Pascual con el nuevo fuego, símbolo de la vida y la resurrección.
Con el Cirio encendido, y el templo completamente a oscuras, el Diácono ha encabezado la procesión hasta el presbiterio. Lo seguían el Obispo, algunos Canónigos de la Catedral, los seminaristas y los ministros, para cerrar la comitiva los dos catecúmenos, adultos, que iban a recibir el Bautismo y la Confirmación durante la celebración, y sus padrinos. Una vez allí, el Cirio se instalaba en el candelabro, junto al ambón, mientras se encendían algunas luces del templo.
El Canónigo D. Emilio Samaniego ha cantado el pregón Pascual. Le han seguido cuatro lecturas, con sus salmos. A continuación, con el canto del Gloria se han encendido todas las luces del templo y varios miembros de la Cofradía de la Buena Muerte han vestido la mesa del altar. Después, las campanas han volteado, anunciando que Cristo ha resucitado. Tras la lectura de la Epístola, se ha entonado el Aleluya. Finalmente, el Diácono, Antonio Blanca, ha proclamado el Evangelio.
Homilía
Don Amadeo ha comenzado su homilía recordando que “estamos en el momento culminante y fundamental de nuestra fe y nuestra vida cristiana. En la Vigilia Pascual está el corazón de toda nuestra fe”.
A continuación, el Prelado ha ido señalando cada uno de los símbolos de esta noche santa. El primero el fuego y la luz, “Cristo es la luz del mundo. A partir de ahora el Cirio encendido alumbrará la vida de todos los cristianos, desde que nacen y hasta la vida eterna. También, a los que se van a ser bautizados le daremos la luz de Cristo y le confiaremos que vayan acrecentándola en su corazón y en su vida”. Después la Palabra, “hemos escuchado la historia de la salvación en sus momentos fundamentales y hemos experimentado, también nosotros, la cercanía de Dios y la bondad de Dios con su pueblo y la llamada de Dios a la fe”. Posteriormente, los sacramentos de la iniciación cristiana, “precisamente, en la liturgia bautismal Pedro y Tamara recibirán el bautismo y nosotros renovaremos nuestras promesas bautismales, confesando, así, nuestra fe”. Por último, la Eucaristía, “celebraremos juntos la Eucaristía y actualizaremos en nosotros la presencia de Cristo Resucitado, que lo llena todo y que está iluminando nuestra noche santa”.
Finalmente, el Obispo ha querido invitar a los fieles a “descubrir el valor de lo que estamos viviendo, de lo que está sucediendo: la alegría de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Seamos testigos y anunciemos a Cristo Resucitado”.
Sacramentos del Bautismo y la Confirmación
Al finalizar la homilía, el Obispo ha llamado a los dos elegidos que iban a recibir los sacramentos de iniciación. Con el canto de las Letanías se ha iniciado la procesión, encabezada por el Diácono con el Cirio Pascual, hacia la pila bautismal, donde Don Amadeo ha bautizado a Pedro y Tamara. Posteriormente, las madrinas han secado con una toallita la cabeza de su ahijado y los padrinos han encendido en el Cirio Pascual las velas, que han sido entregadas a los recién bautizados.
Una vez culminado el rito del Bautismo, en procesión, se han dirigido hacia el altar, donde los dos adultos han recibido, mediante la imposición de manos y la crismación, el Sacramento de la Confirmación, de manos de Don Amadeo.
Después, el pueblo fiel ha renovado sus promesas bautismales y el Prelado los ha asperjado, desde el presbiterio, con agua bendita, como símbolo del agua que recibieron en su Bautismo.
Posteriormente, la Eucaristía ha continuado con normalidad. Tras la bendición final, el Obispo ha querido desear una feliz Pascua de Resurrección a los fieles y felicitar a Pedro y Tamara, por los sacramentos recibidos. Tras una foto de familia, la preciosa celebración ha concluido con el canto del Regina Coeli y un aplauso emocionado de los allí presentes.
Galería fotográfica: «Vigilia Pascual 2021»