
El Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, dentro de la Visita Pastoral que está realizando al arciprestazgo de Martos-Torredonjimeno, hizo estación ayer en Fuensanta de Martos, uno de los pueblos, sin duda, más bonitos de la Sierra Sur de Jaén, rodeado de sierras y monte, atravesado por el río que da forma a toda su geografía partida por la mitad, y pequeño en población con solo 3.200 habitantes.
Fuensanta es un pueblo trabajador: olivarero y tapicero, con mucha iniciativa empresarial en el sector culinario de la charcutería, así como en el sector agrícola con su exquisito aceite y en el sector textil con las múltiples tapicerías.
Su parroquia, Nuestra Señora de la Fuensanta, pequeña y coqueta, está concebida toda como un joyel para custodiar la bendita imagen de la Madre de Dios, su excelsa patrona, que —así se canta en su himno— en estas tierras quiso Ella su trono fijar.
Por tanto, es un pueblo y una parroquia con una fuerte tradición cristiana y un inmenso amor a la Virgen, a quien se la ama con el nombre de “La Fuensanta”, como resaltó Don Sebastián en múltiples ocasiones, haciendo referencia también a sus raíces murcianas que veneran la misma advocación mariana.
Pero, además, Fuensanta es un pueblo que “vive con pasión”, la Pasión, sí, la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Y muchos son los fuensanteños que, además de su propia vida, personalidad y trabajo, son también “judíos”, “romanos”, “Pilatos”, “María”, “los ladrones”, “el cortejo de sentencia de muerte” o el mismo “Jesús”. Más de 150 fuensanteños y fuensanteñas viven durante todo el año ensayos, vestuario y escenarios de la Pasión Viviente del Señor conocida como “Los Pasos”.

El Obispo resaltó y valoró en su encuentro con ellos que, en el momento actual en que vivimos, que un pueblo vibre y promueva como entidad propia la Sagrada Pasión del Señor es un valor que nos honra y nos enorgullece como cristianos fuensanteños.
Tanto es así que la sierra más cercana, la que todo el mundo ve y mira, ha quedado marcada para siempre y durante todo el año con la Santa Cruz, símbolo del amor y la entrega total y definitiva de nuestro Señor por cada uno de nosotros y por el mundo entero. Y ya nadie conoce esa sierra sino como el Calvario.
Solo abrir la puerta de la parroquia y salir a la calle, lo primero que se ve es el Calvario. Y a los pies, las cristalinas aguas de la Fuente de la Negra, que la Virgen prometió como signo de bendición y vida al pastorcillo cordobés al que se apareció.
Fuensanta no está completa en sí misma, y así lo comprobó Don Sebastián, si no se mira a sus tres aldeas: el Regüelo, la Ribera y los Encinares, importantes en sus gentes y en sus tradiciones religiosas, y la devoción a la Virgen de Fátima, a la Virgen del Carmen y a la Virgen Niña… porque aquí, en Fuensanta, queremos a la Virgen y la queremos con locura.
Don Sebastián conoció todas estas realidades. Visitó oficialmente el Ayuntamiento de Fuensanta, donde le esperaba al completo la corporación municipal, junto con todos los trabajadores del ayuntamiento. En un encuentro cordial y muy cercano, Don Sebastián conoció a todos los trabajadores, y el alcalde, D. Antonio Navas, le hizo una brillante exposición de la situación social, económica y empresarial de Fuensanta.
Brevemente, el Obispo se acercó a una realidad difícil pero santa: el Centro de Enfermos de Alzheimer, con sus usuarios, monitores y algunos familiares-cuidadores, que quisieron estar presentes en su visita. Don Sebastián valoró mucho el trabajo y esfuerzo de monitores, terapeutas y familiares con estos enfermos, a la vez que interactuó con los usuarios, preguntándoles y contándoles cosas de su propia familia. Un encuentro con el mundo del sufrimiento y el dolor, con la vulnerabilidad humana, que por la tarde se amplió en la visita a los enfermos en las casas, donde algunos de ellos se habían reunido haciendo un gran esfuerzo para encontrarse con el Prelado.

El Pastor diocesano exhortó a las familias a ver al enfermo como si tuviesen un sagrario en casa, donde encontrarse con el Señor a todas horas, y valoró el aguante en el sufrimiento y la entrega de la familia, hipotecando la vida por cuidar a sus enfermos.
La esperanza de Fuensanta está puesta en la escuela (Nuestra Señora de la Fuensanta). Allí le esperaban todos los niños con sus maestros y su directora, que acogieron esta visita con muchísimo cariño y gratitud. Don Sebastián habló a los niños de crecer como Jesús: en estatura, en sabiduría y en gracia ante Dios, animando a los maestros a ser referentes de valores para los niños.
Después, la vida más joven de nuestro pueblo, en el instituto. Un lugar en el que Don Sebastián quedó impresionado por el comportamiento de los alumnos adolescentes, atentos, interesados y curiosos con la presencia de nuestro Obispo. Allí, los chavales de la ESO, con sus profesores, en esa etapa complicada pero apasionante, preguntaron al Obispo cuándo sintió la llamada de Dios. Monseñor Chico Martínez, además de responder a sus preguntas, los invitó a soñar, y a soñar a lo grande, y siempre desde una vida de esfuerzo y sacrificio desde el estudio y el trabajo.
A última hora de la mañana, el Obispo visitó con gran recogimiento el gran “dormitorio cristiano” de nuestra localidad: el cementerio, para orar por aquellos fuensanteños que esperan la vida eterna y el día de la resurrección. Cercano ya el día de Todos los Santos y Difuntos, ese lugar se hizo más santo si cabe, y más sentido por todos, porque todos vamos despidiendo seres queridos día a día. “¡Qué diferente es llegar a este lugar con fe, a llegar sin ella!”, afirmó el prelado jiennense, “porque llegar con fe es esperar con ansia la vida eterna junto a Dios”.
Antes de comer, el Obispo visitó una empresa textil fuensanteña: una tapicería donde tres jóvenes empresarios dan trabajo a casi 40 familias, algunos de ellos inmigrantes que han encontrado en Fuensanta su hogar, un pueblo acogedor, y sus papeles gestionados por la misma empresa y su contrato de trabajo legal. Es el medio de vida de muchísimos fuensanteños y fuensanteñas, tanto en las fábricas como en las casas. El Pastor diocesano fue testigo de primera mano, en cada máquina y en cada eslabón del proceso, del inmenso trabajo y exquisito cuidado con el que se elaboran los sofás y sillones, y cómo los empresarios van buscando proveedores, mercado, clientes y crecimiento empresarial. Es un auténtico regalo poder visitar de esta forma una empresa así.
Un alto en el día para comer, y esa comida durante la Visita Pastoral es especial, porque es con todos los sacerdotes del arciprestazgo de Martos-Torredonjimeno. En los salones de la parroquia, un grupo de colaboradores y colaboradoras prepararon la comida para los once sacerdotes comensales, haciendo que nos sintiésemos en la gloria y en casa.

La tarde comenzó con los niños de catequesis, especialmente los que van a recibir su primera comunión y los que van a recibir el Espíritu Santo en su confirmación. Los niños recibieron al Obispo con “mitras de papel” en las que ponía: “Don Sebastián, te queremos mucho”. Ellos mismos, desde 2º de confirmación, le contaron sus cosas y cómo se sentían al recibir al Pastor diocesano.
Don Sebastián les habló de los tres signos que el Obispo tiene como propios: la mitra, el anillo pastoral y el báculo, porque así los niños pueden identificarlo mejor. Acabaron festivamente cantando al amor de Dios y comprometiéndose a rezar unos por otros.
Un breve encuentro con los colaboradores de la parroquia: catequistas, Cáritas, Vida Ascendente, grupo parroquial de la Virgen de la Fuensanta y de la Virgen de los Dolores, y reunión con el consejo de pastoral parroquial.
Terminamos el día con el acto central, más importante y solemne, que es la celebración de la Santa Misa estacional.

Gracias de antemano, Don Sebastián, por su presencia y por su entrega a esta comunidad cristiana de la Fuensanta, que le acoge, reza por usted y se une en el trabajo y en la oración por toda nuestra Iglesia diocesana de Jaén.
Parroquia Fuensanta de Martos
Galería fotográfica: «Visita Pastoral a Fuensanta de Martos»
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