El domingo anterior a la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, 17 de noviembre, se celebra el «Día de la Iglesia Diocesana», que viene acompañada de una Campaña cuyo lema este año es «La Iglesia con todos, al servicio de todos».
Como se nos recuerda en la Campaña que lanza la Conferencia Episcopal, la Iglesia está presente en los acontecimientos de la vida de muchas personas.
La Iglesia acompaña en momentos importantes de la existencia humana: en los felices (matrimonio, bautismo, confirmación) y también en los dolorosos (pecado, enfermedad, muerte). Por la Iglesia, el Dios del Amor, visible en Jesucristo, se acerca a cada uno para darle sentido y esperanza.
La Iglesia, como Pueblo de Dios, ofrece a la sociedad valores permanentes que nos ayudan a crecer como personas y mejoran la convivencia entre los hombres: fe, defensa de los derechos humanos, fraternidad, dignidad de las personas, solidaridad, perdón, esfuerzo y superación.
La Iglesia ayuda a los más necesitados de la sociedad: sin techo, familias rotas y desestructuradas, inmigrantes, ancianos, enfermos y numerosos sectores de marginación social.
Estas actividades son realizadas en su mayoría por personas que entregan su vida a los demás. Los sacerdotes y los agentes de pastoral, que están al servicio de la comunidad cristiana, desempeñan, una labor discreta y muchas veces ignoradas que construye el bien común de la sociedad.
Hay diversas formas de colaborar con la Iglesia. Este día se lleva a cabo una colecta en todos los templos abiertos al culto en la Diócesis para que, desde la comunicación cristiana de bienes, nos solidaricemos con aquellas parroquias que necesitan de ayuda, bien porque tengan que llevar a cabo alguna obra extraordinaria, o por atender necesidades pastorales de diversa índole.
Además, con ocasión de este día, se recuerda que el sostenimiento económico de la Iglesia depende de los mismos fieles católicos y de hombre y mujeres de buena voluntad que valoran su importante labor en nuestra sociedad. Esta toma de conciencia anima a colaborar con las parroquias, la diócesis, a lo largo de todo el año.
Hay un medio de aportación económica muy efectivo que es la domiciliación de una cuota periódica a favor de la parroquia o de la diócesis. A parte de de donativos directos y otras aportaciones.
Gracias a cuantos ponen su tiempo, sus dones y talentos y su generosidad para que la Iglesia pueda sostener su ingente labor.
Rogelio Garrido Checa
Ecónomo Diocesano
