
Este 26 de diciembre, festividad de San Esteban, los diáconos permanentes y los aspirantes al diaconado de la Diócesis han lucrado las gracias jubilares, a la vez que han celebrado a este protomártir y diácono.
La Iglesia del Sagrario acogió la celebración, presidida por el Obispo y con la presencia de los diáconos permanentes ordenados, los aspirantes y sus familias. La celebración ha estado concelebrada por el responsable para el diaconado permanente, D. José Antonio Maroto, así como por los otros sacerdotes que están al frente del equipo formativo de estos ministerios instituidos, D. Juan García Carrillo y D. Jesús Millán Cubero, que es además Vicario territorial de Jaén y Mágina. Otros sacerdotes, entre ellos, el delegado para el Clero, D. Raúl Contreras y los párrocos de los diáconos y aspirantes han querido, también acompañar en la celebración jubilosa.

Homilía
El Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez, comenzaba sus palabras centrando la homilía en el gozo del Jubileo y la admisión a órdenes de uno de los aspirantes. “Dentro de este contexto jubilar, celebramos con gozo el Jubileo de los Diáconos Permanentes de nuestra diócesis, en el que tendremos también la Admisión al Diaconado de Miguel Ángel Pérez Palomino, de la parroquia La Merced de Jaén”.
Para, a continuación, animar a reavivar la alegría del servicio del altar y de los pobres: “Esta jornada os reúne —diáconos, esposas, hijos, aspirantes, formadores, párrocos y comunidades— para renovar la alegría del servicio y agradecer a Dios los dones del ministerio recibido. La palabra “jubileo” evoca la misericordia y la renovación, un volver a las fuentes, un recomenzar desde el amor primero”.

Recordando el origen del diaconado, que nace en la misma Iglesia primitiva, Don Sebastián ha afirmado, “el diaconado permanente es un ministerio que recuerda a toda la Iglesia que la esperanza cristiana tiene manos, tiene gestos concretos, tiene nombre de servicio. El ministerio diaconal nació en la Iglesia primitiva precisamente como respuesta a una necesidad concreta del pueblo de Dios: servir con generosidad, cuidar a los más vulnerables, y hacerlo en nombre y con el corazón de Cristo. Vosotros, queridos diáconos, hacéis visible esa dimensión servicial de la Iglesia, recordándonos que toda autoridad eclesial es ante todo ministerio de amor”.
En su homilía, de igual modo, el Prelado ha querido recordar a San Esteban, que los reunía: “San Esteban, protomártir, uno de los siete primeros diáconos de la Iglesia. Esteban unió inseparablemente el servicio y el testimonio: sirvió a los necesitados y proclamó con valentía la fe hasta entregar su vida. Es significativo que el primer mártir no fuera un apóstol, sino un diácono. Es la manera en que Dios nos enseña que el servicio que se entrega por amor es camino de santidad”.
Don Sebastián no ha querido pasar la oportunidad de agradecer a las familias de los diáconos a ese acompañamiento real y tangible en su ministerio.
Antes de concluir su predicación se ha dirigido al aspirante al diaconando permanente, Miguel Ángel para decirle, “hoy la Iglesia te admite al camino del diaconado permanente. No es aún la ordenación, pero sí es un momento serio y luminoso: la Iglesia te mira, discierne contigo, y te dice: ‘Sigue adelante; el Señor puede estar llamándote por este camino’.” A lo que el Obispo añadió, esto, “Significa dejarte configurar con Cristo siervo: aprender su estilo, su mansedumbre fuerte, su cercanía. Significa crecer en una espiritualidad muy real: Eucaristía, Palabra, caridad, y una obediencia que no es servilismo, sino amor a la comunión. Significa aceptar que habrá días de consolación y días de cansancio, y que la fidelidad se decide muchas veces en lo pequeño: en la perseverancia, en el tiempo regalado, en la escucha, en la discreción. Pero el Señor vuelve a decirte: “El Espíritu hablará en ti”. Y no lo olvides: a veces, como pasó tras la muerte de Esteban, lo que parece derrota se convierte en misión: la Iglesia, empujada por la dificultad, sale y anuncia con más fuerza.

Rito de la admisión
Al finalizar la homilía, el candidato fue presentado y ante el Obispo. Así, Don Sebastián ha confirmado, ante toda la asamblea, sus informes favorables. Posteriormente, lo ha interrogado sobre su compromiso para continuar su camino vocacional hacia el diaconado permanente. Para concluir: “La Iglesia acepta con alegría tu propósito. Dios lleve a buen fin lo que él mismo ha comenzado en vosotros”.

Como en todas las celebraciones jubilares, el Santo Rostro fue llevado hasta el presbiterio del Sagrario, para con él dar la bendición. Y, en este tiempo de Navidad, el Obispo ofreció para la veneración al Niño Jesús, mientras los asistentes cantaban villancicos tradicionales.
Galería fotográfica: «Jubileo del diaconado permanente»
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