El martes, 23 de febrero, se celebró la segunda conferencia de las XXXIII Jornadas de Santo Tomás, a cargo de D. Francisco Juan Martínez Rojas, miembro del Claustro de profesores del seminario, Vicario General de la Diócesis y Deán de la S.I. Catedral.
D. Francisco Juan comenzó resaltando que «el ejercicio de la caridad es hacer presente el amor de Dios en la contingencia de la historia del ser humano. El hacer de la iglesia consiste en convertir la historia en Historia de la Salvación, mediante el ejercicio de la fe, la esperanza y, sobre todo, la caridad». Hay dos vías de credibilidad para acceder a la Iglesia y para creer ella: la vía de la santidad y la vía significativa (o vía de la caridad)».
A través de un exhaustivo repaso desde la Edad Antigua, el conferenciante puso el punto de partida de su exposición en el siglo IV, del que conserva el primer documento histórico de nuestra tierra con el Concilio de Elvira, en cuyos cánones se menciona ya la defensa de los esclavos, la defensa del valor sagrado de la vida (ya desde el seno materno), la obligación moral de cuidar a las personas mayores, sobre todo si estaban enfermos, y alertaba contra la indefensión y el desamparo de los niños frente a la posible corrupción de los adultos, con penas muy duras ante determinados delitos.
Prosiguió con el monacato del período visigodo, donde los monasterios se irán convirtiendo también en centros de acogida para los peregrinos, centros de refugio en los momentos de guerras e incluso centros médicos. La Edad Media para Jaén supuso un cristianismo de frontera, es decir, de inseguridad, guerras y cautiverios, que originaron un nuevo modo de ejercer la acción social y caritativa mediante la redención de cautivos, sobre todo por parte de los Mercedarios y los Trinitarios. También se desarrolló en esta época la asistencia a enfermos, a mendigos y a niños expósitos.
La Edad Moderna trajo consigo la especialización de los hospitales, medidas para combatir la usura, acciones caritativas de las Cofradías y la labor asistencial que hicieron altos cargos eclesiales, entregando parte de sus rentas a los pobres. Y en la Edad Contemporánea, marcada por la desamortización, la acción social de la Iglesia tendrá como uno de sus cauces prioritarios la enseñanza confesional, así como aparición del catolicismo social, y ya en el siglo XX, la aparición de lo que se podría llamar ya una caridad organizada con las Conferencias de San Vicente de Paúl y Cáritas, que desde hace más 60 años es la Iglesia que ejerce la caridad.
Finalizaba su ponencia, D. Francisco Juan haciendo referencia a la carta pastoral de nuestro Obispo para el inicio de este curso, donde Don Amadeo indicaba que «como Iglesia necesitamos siempre una conversión a la caridad, pues la caridad sella la totalidad de la experiencia cristiana».
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