El Sr. Obispo preside una Eucaristía por los sacerdotes difuntos

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El pasado viernes, 7 de noviembre, se celebraba la Eucaristía por los sacerdotes diocesanos fallecidos a lo largo de este año: Blas Pedro Herrador Rico, Luis Sánchez Navarro, Juan Fuentes Sánchez, Juan Cózar Castañar, Gabriel Párraga Bravo y Pedro José Agudo Agudo.

Dicha Eucaristía, que tuvo lugar a las 13h en el Sagrario de la S.I. Catedral de Jaén, estuvo presidida por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo, y concelebrada por el Sr. Canciller-Secretario, D. Antonio Javier Cañada; el Delegado Episcopal del Clero, D. Juan Arévalo; y otros sacerdotes diocesanos.

«El fin de la historia humana de una persona acontece con el hecho de la muerte. Con la muerte como cierre definitivo de la vida terrena, de la condición itinerante del ser humano, comienza la vida del más allá, cuya situación de alegría o infelicidad está condicionada ante Dios por la vida terrena que cada uno va configurando, de forma libre, en este recorrido. El cristiano reproduce en su carne los misterios de la vida de Cristo, y en Él la muerte fue el acto supremo de su vida temporal. Asimilarnos a su muerte es la tarea fundamental en la vida del cristiano desde su bautismo y uso de razón. Las aguas bautismales nos insertaron en su muerte y nuestro recorrido discurre con Él hasta el final (cf. Rm 6, 3ss)«, apuntaba el Sr. Obispo durante su homilía.

«En una audiencia general en la plaza de san Pedro, del 27 de noviembre, decía el Papa Francisco hace un año, que «prepararse bien a la muerte es estar cerca de Jesús». Y añadió: «Quien practica la misericordia no teme la muerte… porque la mira a la cara en los heridos de los hermanos, y la supera con el amor de Jesucristo… es la puerta que nos introducirá en el cielo, en la patria bienaventurada, hacia la cual nos dirigimos, anhelando morar para siempre con nuestro Padre Dios, con Jesús, con la Virgen y los santos»«.

«Pedimos para nuestros hermanos sacerdotes su descanso eterno al tiempo que también nosotros fijamos nuestra mirada en la vida eterna mientras caminamos por este valle de lágrimas«, finalizaba Monseñor del Hoyo.

A la ceremonia asistieron, además, los familiares y amigos de los sacerdotes difuntos y los miembros de la curia diocesana.

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