El pasado día 9 de octubre un grupo de jóvenes que participamos en la JMJ de Cracovia celebramos, junto con nuestro Obispo, D. Amadeo, celebramos una Misa de Acción de Gracias.
Queremos compartir con vosotros la acción de gracias que al final de nuestra celebración hicieron un grupo de jóvenes, que refleja muy bien los sentimientos que brotan de nuestro corazón:
Hace ya casi tres meses que emprendimos nuestro viaje a la JMJ y cierto es que no precisamente ha sido un viaje cualquiera. Desde que volvimos, sentíamos la necesidad de celebrar una Misa de Acción de Gracias en la que poder reunirnos todos. Sí, acción de gracias, pero…¿qué es es eso? Pues bien, obviamente, estaréis pensando, que es dar gracias a Dios por la JMJ, pero esto va más allá. Hoy nos encontramos con los demás y con el Señor para también presentarle a Él todo lo vivido. Para darle gracias no solo por las cosas buenas, que al final son las que recordamos, sino también por las no tan buenas. Para ofrecerle lo que hicimos bien y también lo que directamente no hicimos. Para mostrarle todo aquello que nos inquieta desde que volvimos. Para decirle que aquí estamos, con Él y para Él y para preguntarle que quiere de nosotros. Para pedirle que nos siga arropando, pedirle que sigamos escuchando las palabras del Papa Francisco y así poder ponernos en marcha, pedirle que nos siga dando la oportunidad de vivir nuestra fe, una fe que no podríamos entender si no es compartida y pedirle que sepamos ver y transmitir su Misericordia desde y a través de nuestro corazón y el de los demás.
Por eso, Señor, en este domingo, queremos darte gracias por dejarnos participar en esta gran experiencia, sin duda de las más impresionantes que podríamos vivir, por permitirnos compartirla con miles y miles de jóvenes como nosotros y así hacernos ver que no estamos solos. Aún la recordamos día a día y todavía a veces, seguimos asimilando esos doce días que han sido marcados para siempre en nuestros calendarios.
Doce días que nos han enseñado a recibir y a dar, a escuchar y a tener la palabra indicada, a ser amigos y a dejarnos querer, a tener fe y confianza y a equivocarnos para así reconciliarnos contigo, a ver el mundo con otros ojos: los ojos de tu amor, a compartir todo lo que teníamos y somos y a emocionarnos como nunca lo habíamos hecho. Después de todo esto, podemos decir que muchos nombres se han grabado en nuestros corazones para siempre y otros muchos nos han vuelto a demostrar lo que ya sabíamos. Gracias Señor, por las personas de todo el mundo que han hecho posible la Jornada Mundial de la Juventud, gracias Señor por nuestra Diócesis de Jaén y por nuestra Delegación de Juventud. Gracias Señor por nuestras parroquias de acogida en Polonia y por las familias y personas que las componían. Especialmente, gracias Señor por las cien personas que desde Jaén poníamos rumbo a la JMJ, por los que estamos y por los que no han podido venir, gracias por crear esta gran familia. Gracias también Señor por todos los momentos de agobio, desesperación y cansancio (que no fueron pocos) y que nos hicieron, ponernos en la piel de otras personas que lo están pasando mal. Por ellas te pedimos Señor, haznos sembradores de paz y de bien entre el caos del mundo. Por supuesto, gracias Señor por los momentos de luz, de oración, de amor…que nos han unido y acercado a Ti, que nos han hecho jóvenes valientes, jóvenes cristianos, jóvenes normales, jóvenes de Dios que con las zapatillas bien puestas y atadas, seguiremos tu camino por donde quiera que vayamos, porque esta Jornada Mundial de la Juventud es algo que jamás olvidaremos. Que nuestro corazón, Señor, siga siempre latiendo a tu ritmo y al de Polonia.
»Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán Misericordia».
Manuel Ángel Castillo
Delegado Episcopal de Juventud