El Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, presidió, el pasado sábado, 31 de mayo, el último día de la novena en honor a la Virgen del Rocío, celebrada en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Almonte. Lo hizo acogiendo la invitación de la Hermandad Matriz de Almonte, y haciendo presente, también, a la Diócesis del Santo Reino y a todos los rocieros jiennenses.
Durante la homilía, Don Sebastián expresó su alegría por compartir este momento de fe: “En esta tarde me siento agradecido y dichoso de encontrarme entre vosotros para celebrar este día de novena, unidos por la fe y la devoción a nuestra Madre«.
Asimismo, el Obispo animó a los fieles a vivir con esperanza y compromiso cristiano: “Ante la Virgen del Rocío, contemplamos un rostro que consuela y una mirada que nos lleva hasta Cristo. Ella nos recuerda que no estamos solos, que Cristo vive y nos envía a anunciar su amor«.
Del mismo modo, haciendo alusión a las lecturas de la Solemnidad de la Ascensión del Señor, el Pastor diocesano destacó que “Jesús asciende al cielo para prepararnos un lugar. Nos deja su misión: ser testigos del Evangelio y del amor de Dios en medio del mundo«.
El Pastor diocesano profundizó, además, en el significado de los acontecimientos celebrados ese día. “Estos dos acontecimientos que celebramos hoy juntos —la Ascensión y la novena a la Virgen del Rocío— nos permiten comprender el misterio de la esperanza cristiana. La Ascensión nos revela el ‘ya’ de la victoria de Cristo: ya estamos redimidos, ya ha vencido la muerte, ya intercede por nosotros para siempre. Pero María nos recuerda el ‘todavía no’: aún caminamos en la historia, aún esperamos la plenitud que nos promete el Padre, aún tenemos una misión por hacer y un camino que recorrer, y María nos acompaña en esta peregrinación”. Para añadir: “María es ese rocío suave que fecunda la tierra. Como ella, estamos llamados a ponernos en camino, a servir y a no silenciar la obra que Dios hace en nuestra vida”.
Monseñor Chico Martínez, dirigiéndose a la Cofradía, los devotos y a los almonteños, quiso subrayar que son un hermoso cauce de encuentro y comunión. “Ella os necesita, la Iglesia os necesita. Sois un hermoso cauce de encuentro y comunicación con muchos que ansían sentir la mirada de Dios, su abrazo, su calor, su amor, la esperanza que Él nos regala y plenifica nuestra vida, y hace que nos contemplemos como hermanos unos de otros, miembros de un mismo pueblo, que desea la paz y vivir la felicidad que nos ha lucrado el Resucitado y que ha sido glorificado a la derecha del Padre”.
Antes de finalizar, el Obispo quiso agradecer gradecer la acogida fraterna del párroco de Almonte, D. Francisco Martín, y del Presidente de la Hermandad Matriz, D. Santiago Padilla, así como de todos los devotos y hermanos que lo acompañaron.
La presencia del Obispo en Almonte puso de manifiesto la profunda devoción que los rocieros de Jaén profesan a la Virgen del Rocío.
Fotografías: Hdad Matriz de Ntra Sra del Rocío de Almonte
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