El Consejo Diocesano de Pastoral reflexiona sobre el anuncio del «Evangelio de la alegría»

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El Seminario Diocesano de Jaén acogía la sesión inaugural del Consejo de Pastoral Diocesano, presidida por el Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo López.

La reunión comenzaba a las 10 de la mañana con la oración. A continuación D. Ramón quiso dar la bienvenida a los nuevos arciprestes que se incorporaban al Consejo, así como a la nueva Delegada de Apostolado Seglar.

«En esta sesión que el Espíritu nos anime dentro de nuestra pobreza para entre todos conducir a nuestros fieles de la diócesis de Jaén, a nuestros hermanos, hacia el Evangelio, a vivir el Evangelio, porque ahí está nuestra preocupación. Por ahí va el Plan Pastoral Diocesano. Que el Espíritu nos anime para, en sus manos, ver qué podemos hacer para trasladar el Plan Pastoral «La Alegría que renace de Jesucristo» a todos los rincones de la diócesis«, continuaba.

El Sr. Obispo, insistió además en el Año Jubilar Teresiano y el Año de la Vida Consagrada. «Junto al Año Jubilar Teresiano, que es para las diócesis de España, tenemos que unir, lo que es para la Iglesia Universal, el Año de la Vida Consagrada, cuya apertura será el 30 de noviembre y su clausura el 2 de febrero del 2016. Yo creo que se puede compaginar muy bien las dos cosas«.

A continuación, tras la aprobación del acta de la sesión anterior, el Vicario de Pastoral, D. Francisco Rosales, comentaba brevemente el Plan Diocesano de Pastoral.

««La alegría que renace de Jesucristo» quiere recoger dos dimensiones importantes: primero, la dimensión mística, Jesucristo; y segundo la dimensión misionera, la alegría«, explicaba.

Rosales incidió en las diversas partes del Plan Pastoral. La primera está constituida por la presentación y aprobación del Sr. Obispo. La segunda, por la justificación o introducción general «en la que se explica que está basado todo en la Evangelii Gaudium«. Además, dicho plan consta de tres capítulos: una Iglesia renovada, una iglesia en permanente misión o salida y la piedad popular.

Asimismo, Rosales exponía el proyecto de acompañamiento a las familias en el despertar religioso de sus hijos. «En los primeros años de la vida, la familia adquiere un papel importante en orden a transmitir los valores imprescindibles que sirven para fortalecer la fe. Pero a lo referente a la transmisión de la fe, las familias ofrecen actualmente un déficit, un ‘silencio religioso’. Por eso hay que hacer un esfuerzo para ayudar a las familias en su labor de lo que viene a llamarse el «despertar religioso». Cada día se ve esta labor como una urgencia pastoral».

Así explica que el período de 0 a 6 años que ocupa el despertar religioso tiene dos etapas en la vida del niño:

– La primera, de 0 a 3 años: En la que el niño busca protección y seguridad. Y en la que oirá por vez primera el nombre de Dios.

– La segunda, de 4 a 6: Avanza en la comunicación, lo que le lleva a una gran curiosidad y a una observación. Serán los gestos y las narraciones las que servirán para salir al paso de la primera evangelización.

«Este itinerario va caminando sobre dos componentes: unas celebraciones, y unos encuentros con los padres, previos a las mismas celebraciones».

Tras un breve descanso, D. Francisco de la Torre, Delegado Episcopal de Familia, presentaba el documento «La verdad del amor humano», en la perspectiva del Sínodo de la Familia.

«La Iglesia, el «pueblo de la vida», anuncia y promueve el verdadero amor humano y el bien de la vida, unos dones que, recibidos por Dios, son llevamos a su plenitud en Cristo Jesús. El anuncio del evangelio de la verdad del amor humano y de la vida ha de ser permanente y realizarse y los modos más variados. Con denuncias, como las que ahora nos ocupan. Pero el anuncio deberá consistir, sobre todo, en la proclamación positiva de la verdad y del bien que comportan para cada persona y para la sociedad«.

«Mirando al Sínodo hay que tener una mirada pastoral positiva. Estar abiertos a lo que nos digan los Obispos«, continuaba.

Finalmente, los miembros del Consejo debatían sobre varios temas propuestos: acciones concretas para aplicar el Plan Diocesano de Pastoral en las Parroquias, cómo hacer llegar el modo de acompañamiento de forma real a las familias alejadas y sugerencias para dar a conocer el Año Santo Teresiano.

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