El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidía hoy, viernes 30 de noviembre, una Eucaristía con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, patrona de los abogados.
Dicha Eucaristía, que comenzaba a la 11.30 horas en la Parroquia de San Miguel de Jaén, estuvo concelebrada por su párroco, D. Antonio Garrido; el Canciller-Secretario General, D. Antonio Javier Cañada; y el Secretario del Obispo, D. Juan Pedro Moya.
Igualmente, estuvieron presentes la Junta de Gobierno y otros miembros del Colegio de Abogados, encabezados por su Decano, D. Vicente A. Oya Amate; el Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial, D. Rafael Morales Ortega; la Concejala Delegada de Cultura, Educación y Universidad Popular, Mª Isabel Azañón Rubio; así como otras autoridades civiles, militares y judiciales.
Homilía
El Obispo quiso comenzar su homilía señalando que “estamos celebrando con vosotros la fiesta de nuestra querida Madre, vuestra patrona, La Inmaculada Concepción”. “Naturalmente, a ella la tenéis como punto de referencia y con ella celebráis esta festividad. Que ella sea siempre vuestro punto de referencia en vuestra vida personal y en vuestra vida profesional”.
Asimismo, quiso subrayar que hoy, en el calendario litúrgico, se está celebrando una fecha muy importante, la fiesta de San Andrés, “el primer testigo de Cristo”.
Don Amadeo quiso, además, recordarles a los abogados que “la Iglesia os quiere y sentimos un profundo respeto por vuestra vocación y misión, que es para vosotros un ámbito de santificación”. “Es una profesión muy importante y muy digna y que siempre está centrada en la dignidad del ser humano, en la ley, en la justicia y en la verdad”.
Y continuaba animándoles a confiar en Dios. “Como Obispo y Pastor de la Iglesia os digo que contempléis la presencia de la gracia amorosa de Dios en vuestra vida y que confiéis en Él cuando tengáis una intervención compleja y difícil”.
“Que el Señor os bendiga siempre; que la Santísima Virgen, La Inmaculada Concepción, os proteja; y que San Andrés, os ayude, en este año de la Misión diocesana, a ser como él, enamorados de Cristo, conocedores de Cristo, hombres y mujeres que viven en Cristo y que son testigos del Señor”, culminaba el Prelado.
Tras la Santa Misa, que finalizaba con la Salve a la Virgen, el Obispo quiso saludar a todas las autoridades allí presentes.
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