El Consejo Directivo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) acordó hace unos meses conceder el diploma de honor de la entidad, a título póstumo, al beato Manuel Lozano Garrido «Lolo», por su ingente aportación moral e intelectual a la profesión. La iniciativa había partido de un grupo de amigos del escritor linarense, encabezada por el Director de «Viva Jaén» D. Antonio Garrido Gámez, y cobró forma al ser asumida por la Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Jaén, que la elevó a FAPE.
La decisión de FAPE viene ahora a reconocer esa trayectoria profesional, como aportación al trabajo periodístico y sus valores humanos. El acto oficial de entrega del diploma de honor y escudo de la profesión a los herederos de «Lolo», tendrá lugar en Linares, a las 7 de la tarde del próximo jueves, 20 de septiembre, en el salón de actos del Auditorio Municipal del Pósito, junto a la Parroquia de Santa María (C/ Iglesia, 5). Asistirá al acto el Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo, y Dª Elsa González, presidenta nacional de la Federación de Periodistas. Participarán asimismo el sacerdote diocesano D. Juan Rubio Fernández, Director de la revista «Vida Nueva» y autor de una biografía del beato linarense, junto con D. José Manuel Fernández, presidente de la Asociación de la Prensa en Jaén.
Manuel Lozano Garrido, nuestro querido beato «Lolo», que falleció en 1971 y hace dos años fue declarado beato por la Iglesia católica, es autor de cientos de artículos periodísticos, publicados en la prensa provincial y nacional, con un hondo contenido social, humano y religioso. También publicó numerosos trabajos relacionados con el periodismo, profesión para la que elaboró un profundo código deontológico.
Lozano Garrido ejerció el periodismo durante más de 30 años. La variada temática de sus textos, que pasan desde los escritos con un tono más apostólico hasta los ensayos de denuncia social o las entrevistas a destacados personajes de la cultura de su entorno, merecían algún tipo de reconocimiento puesto que él, en vida, aquejado de una grave enfermedad que lo tenía por completo inmóvil y ciego en los últimos años, no pudo estudiar para obtener el título que por su trayectoria merecía.