
El pasado sábado día 10 de mayo, fiesta de San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia, cerca de doscientos maestros y maestras y profesorado de nuestra Diócesis, acompañados de sus familias, nos dimos cita en Jaén con motivo del Jubileo de la Enseñanza, dentro del marco del Año Jubilar, en el 2025 aniversario de la Encarnación de Jesucristo, convocado por el Papa Francisco para este año. Ha sido una gran ocasión para vivir nuestra fe de manera comunitaria, reforzar nuestra vocación docente y compartir con otros compañeros/as de la Diócesis la alegría del Evangelio.

La jornada comenzó con una primera acogida en la Casa de la Iglesia, tras la que se desarrollaron dos actividades previas a la peregrinación: por un lado, la visita a la exposición de The Mystery Man y a la Catedral, y, por otro, una visita guiada por Jaén que incluyó la visita a Camarín de Jesús, a la Basílica de San Ildefonso y al Arco de San Lorenzo.
Tras estas primeras actividades, todos los asistentes volvimos al Camarín de nuestro padre Jesús, donde a las 12:30 horas comenzó el acto de la peregrinación hacia la Santa Iglesia Catedral, presidido por nuestro Obispo Don Sebastián Chico, como uno de los requisitos para lucrar el Jubileo.
El repique de campanas nos recibió en la Plaza de Santa María, para después iniciar la Eucaristía jubilar en el primer templo de la Diócesis. Ya en la Catedral, la celebración comenzó con la aspersión de agua bendita, como recuerdo del bautismo, por el que fuimos incorporados a la Iglesia.

Las lecturas estuvieron participadas por los profesores y maestros, y el Evangelio proclamado por el subdelegado episcopal de enseñanza y diácono permanente, D. Francisco José Cano. El coro del “Face to God” acompañó con sus voces la celebración. Dos seminaristas, Jesús Marchal y José Extremera, acolitaron la Misa junto con otros acólitos del primer Templo diocesano.

Homilía
El Obispo diocesano comenzó dando la bienvenida a los educadores católicos y sus familias que participaron en la celebración. “Al llegar a este lugar sagrado, celebramos la Santa Eucaristía, agradeciendo al Señor la gracia de compartir juntos este momento de renovación espiritual y compromiso con nuestra vocación”.
En su homilía quiso tener presente al Papa León XIV, recién elegido, así como a San Juan de Ávila, maestro de maestros: “Nos reunimos de manera especial, en este Año Jubilar, para acoger la gracia que Dios quiere derramar sobre cada uno de nosotros, y sobre quienes tenéis la hermosa vocación de enseñar: vosotros profesores que tenéis el noble arte de sembrar la verdad, el conocimiento y la fe”– para añadir- “En el día en que conmemoramos a San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia, apóstol de Andalucía y un verdadero «maestro de santos». A Santa Teresa de Jesús, a San Juan de Dios, a San Juan de Ribera y a tantos otros, los guio con una paciencia humilde y con una esperanza ardiente”.
Monseñor Chico Martínez quiso subrayar la importancia que en los estudiantes tiene el papel de un profesor, y lo expresó con estas palabras: “Un buen maestro puede cambiar una vida. ¿Y si Dios quiere servirse de vosotros para formar santos? Vosotros también, como él, sois llamados a ser guías y compañeros, no solo transmisores de contenidos. Auténticos maestros que orienten la vida de los niños, adolescentes y jóvenes hacia la santidad. Y esto requiere una pasión renovada por el ser humano, una mirada que vea más allá de las notas y las normas, una fe que vea en cada alumno un misterio sagrado, “una tierra prometida” que Dios os confía”.

En este sentido, profundizó, todavía más, para explicar: “Queridos maestros y maestras: vuestro testimonio es el primer libro que leen vuestros alumnos. Hoy más que nunca, cuando tantas voces confunden y dividen, cuando las redes ofrecen falsos modelos y verdades a medias, la figura del educador cristiano se vuelve faro, brújula, voz que señala el norte con esperanza. Vuestra vocación no es un simple trabajo o empleo, sino una misión profética en medio de un mundo que necesita con urgencia referencias, autenticidad y verdad. Ser profeta hoy en la educación cristiana exige coraje, discernimiento y firmeza. Seréis a veces signo de contradicción, como lo fue el mismo Jesús. Pero no estáis solos: el Señor pone en vuestros labios sus palabras y os sostiene siempre con su gracia”.
Para concluir animó a los educadores a no perder nunca su horizonte, ese amor por la enseñanza que los hizo desarrollar su vocación pedagógica, y a confiar siempre en Cristo como fuente y camino: “Si alguna vez la rutina ha apagado la alegría, si la carga ha hecho perder el sentido, si el desencanto ha nublado la vocación… hoy puede ser un día para volver a la fuente. Cristo Maestro nos espera. Él es el único que enseña con autoridad, porque enseña con amor. De su escuela salimos renovados; de su cruz aprendemos la verdadera pedagogía del sacrificio fecundo. Que Jesús, el Divino Maestro, os bendiga y recompense vuestra entrega”, finalizó.
Como en todos los jubileos, la colecta estaba dirigida al proyecto de caridad que Cáritas está promoviendo en la lucha contra la trata de personas. La bendición con el Santo Rostro y el canto a María pusieron el punto y final a la celebración.

Tras la Eucaristía en la Catedral y haber ganado la indulgencia plenaria, los asistentes al acto regresamos a la Casa de la Iglesia donde pudimos disfrutar de un momento de encuentro compartiendo los deliciosos manjares que cada participante trajo de casa.
Hemos disfrutado de una muy agradable y fructífera jornada en la que todos participamos con gran alegría e ilusión para celebrar la Resurrección de Ntro. Señor Jesucristo.
Equipo episcopal de Enseñanza – Diócesis de Jaén
Homilía del Obispo de Jaén en el Jubileo de Enseñanza
Galería fotográfica: «Jubileo de Enseñanza»
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