El Obispo de Jaén clausuraba en el Seminario Diocesano el ciclo de conferencias organizadas por las Misioneras Eucarísticas de Nazaret con motivo de la canonización de su fundador, el Obispo San Manuel González García.
Don Amadeo disertó sobre la figura de San Manuel González, «el Obispo de los Sagrarios abandonados», y su papel como catequeta. El Obispo de Jaén definió a San Manuel González como un » gran sacerdote y gran apóstol. San Manuel fue un gran educador y catequista», – dijo el Obispo- «un hombre que llevó a cabo su labor sacerdotal con gran ilusión. San Manuel hizo una declaración de guerra contra el pesimismo de su época».
El Pastor del Santo Reino quiso profundizar en la labor que San Manuel González realizó en sus primeros años como sacerdote en Huelva. Una época, en la que preocupado por la poca formación religiosa de sus diocesanos, quiso asentar las bases para que la catequesis fuera el pilar de enseñanza que forjara «buenos cristianos». En este sentido, Don Amador Rodríguez Magro desgranó la labor de formación de catequistas que llevó a cabo San Manuel González, incluso creando manuales para ser buen catequista. Unos libros, que a pesar de la distancia en el tiempo, continúan plenamente vigentes.
Del mismo modo, el Obispo de Jaén quiso hablar durante su conferencia de la importancia que hoy sigue teniendo la catequesis como base para ser un buen cristiano. De los catequistas dijo que para serlo se debía tener «una gracia natural y otra sobrenatural». Asimismo, Monseñor Rodríguez Magro animó a los presentes, muchos de ellos catequistas, sacerdotes, seminaristas a «transmitir la fe y a evangelizar», a la vez que insistió en la importancia que tiene para el futuro de los cristianos la semilla que se siembra en esos primeros años: «Lo que tenemos que hacer en la catequesis es cuidar con mucho esmero la iniciación cristiana. Una iniciación que en la actualidad hay que realizarse muy laboriosamente, artesanalmente y personalmente».
Durante su conferencia, Don Amadeo quiso enlazar la importancia de ser una Iglesia que evangelice, que transmita la Buena Nueva del Evangelio a todos, con el nuevo Plan Pastoral. En este sentido, el Obispo diocesano afirmó que «un cristiano no nace, se hace», «y se hace en ese camino que recorre a lo largo de su vida, y que nace en el seno de la Iglesia». «Un camino que en el que hay que tener continuidad y etapas. Y que se debe vivir con apertura a la Gracia que se dan los tres sacramentos de la iniciación»; esto es: Bautizo, Comunión y Confirmación.
Por último, el Obispo de Jaén invitó a los presentes a acompañar y trabajar con las familias en los primeros pasos de los nuevos cristianos. También explicó la importancia de buscar nuevos lenguajes, nuevos testimonios y experiencias. A la vez afirmó que para que los cimientos de un cristiano sean sólidos deben construirse «entre la gracia y la libertad», y resaltó la importancia de la «maternidad de la Iglesia», la importancia para los cristianos de ser y sentirse partícipes de una comunidad cristiana.
Tras la conferencia, el Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas resumió las palabras del Obispo, y la Hermana María del Valle Camino, superiora de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret en Jaén le agradeció el haber profundizado en la figura de San Manuel González a través de la catequesis, y le entregó un recuerdo del Obispo de los Sagrarios abandonados.
Con esta conferencia se puso el punto y final a un ciclo de tres ponencias que las a Unión Eucarística Reparadora (UNER), ha organizado con motivo de la canonización del santo sevillano.