Monseñor Chico Martínez, Obispo de Jaén ha anunciado, mediante Decreto, las disposiciones para la institución en los ministerios laicales – Lector, Acólito y Catequista – en la Diócesis del Santo Reino. La institución de estos ministerios nacen con la finalidad de dar respuesta a la nueva realidad ministerial en nuestra diócesis de Jaén, siguiendo las Orientaciones para la institución de los ministerios
Estos ministerios fueron establecidos siguiendo las directrices del papa Francisco “como ministerios laicales estables al servicio de la comunidad e instituidos por el obispo diocesano mediante un rito litúrgico propio”. En su carta apostólica Spiritus Domini, el Santo Padre modificó el Código de Derecho Canónico para que hombres y mujeres pudieran ser llamados para el ministerio de lector y acólito, mientras que en el Motu Proprio Antiquum Ministerium instituyó el ministerio laical del catequista. El papa Francisco, a través de su carta apostólica en forma de Motu Proprio Spiritus Domini, de 11 de enero de 2021, modificó el Código de Derecho Canónico de modo que los laicos -hombres y mujeres- “pueden ser llamados para el ministerio estable de lector y acólito, mediante el rito litúrgico prescrito”. El 10 de mayo de 2021 publicaba otro Motu Proprio Antiquum Ministerium, por el cual instituía el ministerio laical del catequista, completando de este modo el marco de ministerios laicales con tres modalidades: ministerio del lectorado, ministerio del acolitado y ministerio de catequista, como ministerios laicales estables al servicio de la comunidad e instituidos por el obispo diocesano mediante un rito litúrgico propio.
De igual modo, tal y como indica el decreto, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española celebrada del 21 al 25 de noviembre de 2022 aprobó ad experimentum por cinco años unas Orientaciones sobre la institución de los ministerios de lector, acólito y catequista, en las que recoge las novedades introducidas por el papa Francisco.
Como señala el Papa Francisco “a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II, la Iglesia ha percibido con renovada conciencia la importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización. Los Padres conciliares subrayaron repetidamente cuán necesaria es la implicación directa de los fieles laicos, según las diversas formas en que puede expresarse su carisma, para la plantatio Ecclesiae y el desarrollo de la comunidad cristiana” (n. 4).