La Subcomisión Episcopal de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española, uniéndose a la convocatoria del Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización, coordinaba la participación de catequistas españoles en el Jubileo de los Catequistas que tenía lugar en Roma del 23 al 25 de septiembre, en el marco del Año de la Misericordia.
La peregrinación estaba encabezada por el presidente de la Subcomisión Episcopal de Catequesis y obispo de Jaén, Mons. Amadeo Rodríguez Magro, y el director del secretariado de esta Subcomisión, Juan Luis Martín Barrios. Participaron 430 catequistas de las distintas diócesis en España, que se unían en Roma al resto de catequistas de todo el mundo en los actos programados:
Así, el viernes, 23 de septiembre, acudieron a la Catequesis por grupos lingüísticos sobre Miserando atque eligendo: «Contemplar la Misericordia a partir de la obra de Caravaggio. La Vocación de San Mateo (Capilla Contarelli de la Iglesia de San Luis de los Franceses)», que tenía lugar en la Basílica de San Juan Bautista de los Florentinos.
El sábado, 24 de septiembre, asistieron, también a la Adoración Eucarística y sacramento de la reconciliación que tenía lugar en las iglesias jubilares: San Salvador en Lauro, Santa María en Vallicella y San Juan Bautista de los Florentinos. Participaron, asimismo, en la peregrinación hacia la Puerta Santa, realizaron el recorrido «Tras las huellas de los Santos y Beatos catequistas» y asistieron a las vísperas y los testimonios en la Basílica de San Pablo Extramuros.
Finalmente, el domingo, 25 de septiembre, participaban en la Santa Misa con el Santo Padre en la Plaza de San Pedro.
Durante su homilía el Papa Francisco insistía en que el centro de la fe, alrededor del cual gira todo, es el primer anuncio. “El Apóstol Pablo, en la segunda lectura, dirige a Timoteo, y también a nosotros, algunas recomendaciones muy importantes para él. Entre otras, pide que se guarde «el mandamiento sin mancha ni reproche» (1 Tm 6,14). Habla sencillamente de un mandamiento. Parece que quiere que tengamos nuestros ojos fijos en lo que es esencial para la fe. San Pablo, en efecto, no recomienda una gran cantidad de puntos y aspectos, sino que subraya el centro de la fe. Este centro, alrededor del cual gira todo, este corazón que late y da vida a todo es el anuncio pascual, el primer anuncio: el Señor Jesús ha resucitado, el Señor Jesús te ama, ha dado su vida por ti; resucitado y vivo, está a tu lado y te espera todos los días. Nunca debemos olvidarlo. En este Jubileo de los catequistas, se nos pide que no dejemos de poner por encima de todo el anuncio principal de la fe: el Señor ha resucitado. No hay un contenido más importante, nada es más sólido y actual. Cada aspecto de la fe es hermoso si permanece unido a este centro, si está permeado por el anuncio pascual. En cambio, si se le aísla, pierde sentido y fuerza. Estamos llamados a vivir y a anunciar la novedad del amor del Señor: «Jesús te ama de verdad, tal y como eres. Déjale entrar: a pesar de las decepciones y heridas de la vida, dale la posibilidad de amarte. No te defraudará»…”