La parroquia de Nuestra Señora de La Merced de Jaén ha acogido la celebración del Cursillo de Cristiandad número 322 en la Diócesis de Jaén. Han sido 17 las personas, en su mayoría jóvenes, las que han participado de la experiencia que supone un cursillo. Siguiendo el carisma de Cursillos de Cristiandad, el objetivo ha sido el de presentar el anuncio evangélico para que tocase el corazón de los participantes con el fin de que supusiese un auténtico acontecimiento de conversión. La idea vertebradora del Cursillo ha sido la de renovar la fe en el contexto de la Nueva Evangelización. Este grupo donde había parejas de novios, jóvenes, madres y padres, en estos días se encontraron con Dios.
Según narraron los participantes, en la puesta común en el fin del cursillo, supuso un parón en sus vidas, un stop que les permitió reflexionar sobre sí mismos. El sábado experimentaron ese encuentro vivo y real con el Dios Padre que se revela en Jesucristo. El domingo reflexionaron sobre la responsabilidad que supone el ser cristiano y se sintieron enviados a ser fermento cristiano en sus diversos ambientes. El cursillo les sirvió para sentirse Iglesia, para reavivar una fe en muchos casos agostada, para sentir el fuego del Espíritu que nos da vida y nos impulsa a ser luz en medio de un mundo demasiado gris y sal en una sociedad que se ha tornado insulsa. Como alguien de los participantes dijo: «nuestras historias son diversas, pero hemos tenido un único encuentro con Jesucristo. Desde luego, hemos vivido un auténtico acontecimiento evangelizador».