Culminan en Andújar con alta participación las II Jornadas Cristianismo y Sociedad

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Las II Jornadas sobre «Cristianismo y Sociedad» organizadas por el profesorado cristiano del arciprestazgo de Andújar que tenían como tema: «La fe hecha compromiso: Concilio Vaticano II y Catecismo de la Iglesia Católica» se han desarrollado hace unos días en el salón de actos de la residencia de mayores «San Juan de Dios». Como ponentes participaron los sacerdotes Juan Ignacio Damas López y Francisco Juan Martínez Rojas. La mesa redonda que cerró las jornadas la compusieron personas pertenecientes a diferentes sectores de la sociedad civil y eclesiástica. Durante su transcurso se debatieron temas como la oportunidad del Concilio, sus frutos para la sociedad y la Iglesia, su actualidad o desfase, así como una de sus consecuencias más significativas como fue la edición del Catecismo Universal, el primero después de Trento.

El Vaticano II fue un soplo de aire fresco. Dos meses después de ser Papa, el 25 de enero de 1959, Juan XXIII anunció su propósito de convocar un concilio ecuménico y su intención era poner al día, actualizar la vida de la Iglesia, buscar caminos para la vuelta a la unidad de los cristianos (el ecumenismo), relanzar el apostolado en un mundo que había sufrido grandes transformaciones con motivo, entre otras causas, de las dos grandes Guerras Mundiales. Después de más de tres años de preparación, el Concilio se inaugura el 11 de octubre de 1962 en la Basílica de San Pedro, en Roma. En el transcurso del mismo muere Juan XXIII y es elegido Papa Pablo VI. El nuevo Papa estaba plenamente identificado con el proyecto y lo llevó a término. El Concilio se clausuró el 8 de diciembre de 1965.

El Concilio Vaticano II fue muy diferente a todos los anteriores. Entre las características que le distinguieron se encuentran: Su universalidad y magnitud: La asamblea conciliar estaba compuesta de unos 2.500 padres conciliares. Los obispos europeos eran solo un tercio de los participantes, la mayoría de ellos provenían de otros continentes y de naciones jóvenes. Su ecumenismo: Entre los asistentes a la gran asamblea había muchos observadores de otras confesiones cristianas. La conexión con la sociedad: Los padres conciliares tenían el convencimiento de que los temas que allí se estaban tratando no concernían solo a los cristianos, sino a toda la humanidad. Su repercusión en la sociedad: A través de los medios de comunicación los temas tratados en el concilio llegaron a todos los rincones del mundo.

Las aportaciones del Concilio supusieron un cambio profundo para la vida interna de la Iglesia, como el reconocimiento del espíritu cristiano en las iglesias no católicas, el del papel de los laicos en la vida de la Iglesia, la reforma litúrgica en la que se renuevan todas las celebraciones y la definición de la Iglesia como «pueblo de Dios». Los cambios que surgen del concilio no solo afectan a la vida interna de la Iglesia, sino que afectan también al conjunto de la sociedad. Así la declaración de libertad religiosa (frente a la idea que afirmaba que solo la verdad católica era aceptable), la afirmación de la bondad de todo lo creado y de la soberanía del ser humano sobre el mundo, reconocimiento de la autonomía de las ciencias y el valor de la cultura y el progreso, siempre y cuando sirvan al bien de la humanidad, impulso decidido hacia el compromiso de los cristianos en el mundo, trabajando junto a los demás hombres y mujeres por la justicia y la paz en el marco de la defensa de los derechos humanos, el compromiso de los cristianos con los más pobres y desfavorecidos, la separación entre la Iglesia y el Estado, abandonando así cualquier pretensión de poder por parte de la Iglesia.

En cuanto al Catecismo se observaron sus cuatro pilares, a saber: lo que hay que creer (Credo), lo que hay que recibir (los Sacramentos), lo que hay que hacer (los Mandamientos) y lo que hay que orar o pedir (la oración, el Padrenuestro). Sin duda, el Catecismo fue un fruto profético del Concilio Vaticano II. El Catecismo Tridentino y el de la Iglesia Católica son los dos únicos en las historia que fueron aprobados por un papa y destinados a toda la Iglesia. Compendio de toda la doctrina católica, sobre la fe y moral, que sirviese como punto de referencia para los catecismos que se habrían de redactar en las diversas regiones del mundo, para su mayor acercamiento a las diversas culturas.

(Ideal Jaén)

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