La delegación de enseñanza del Obispado de Jaén ha puesto en marcha en la diócesis la campaña nacional que, desde la Conferencia Episcopal Española, se ha iniciado para que los padres apunten a sus hijos en las clases de religión y moral católica.
Esta campaña para la matriculación de los niños lleva como lema “La Iglesia es educadora” y aporta tres razones importantes por las que la Iglesia educa. Primero, porque la Iglesia fundamenta y da razones de los valores más altos como el amor, la justicia, la libertad o el perdón. Segundo, porque responde a los problemas y preguntas más profundas del alumno. Y tercero porque Jesucristo enseña a discernir los valores que hacen al hombre y los contravalores que le degradan.
La delegada de enseñanza, María Gómez Torres, ha señalado que se trata de “una campaña a nivel nacional que adquiere su importancia a nivel local. La formación de los hijos depende de la familia. La familia es quien elige cómo desea formar y educar a los hijos”. Para la delegada de enseñanza “la formación del alumnado no es cosa que se logre en un día, ni tan sólo en unos años; es tarea diaria, de esas que se logran a base de pequeños y continuados estímulos, esfuerzos y, porque no decirlo, de sacrificio. Educar es saber ejercer la autonomía personal y el derecho a la libertad, dentro de los límites que nos marca la autonomía de esa otra persona con la que hablamos, nos relacionamos y convivimos. Educar va más allá de la mera instrucción. La conquista del conocimiento, de los saberes, de la ciencia, va siempre acompañada de la adquisición del sentido profundo de la vida, de las razones más profundas”.
María Gómez también ha señalado que “los valores, que tanto alabamos cuando los vemos encarnados en algunas personas de nuestro entorno, se aprenden en el hacer cotidiano, en el desarrollo de ciertos mensajes que a veces, sin pretendida intención, son meramente mensajes evangélicos. Pretender que el alumno alcance, posea y valore las actitudes de bondad, de afabilidad, de honradez, el sentido del bien y de la belleza, son galardones que se entretejen en el campo del espíritu, en el campo de la no materia, en el campo de la mirada de unos ojos limpios que saben buscar en el mundo que nos rodea la mano amorosa del Padre creador”.
Por estos planteamientos, la delegada pide a los padres que apunten a sus hijos a clase de religión y moral católica.