La Delegación Episcopal de Juventud ha comenzado un proceso de formación con todas aquellas personas que quieran prepararse para ser agentes de pastoral juvenil en nuestra diócesis de Jaén. Por ello ha preparado un curso de animadores de pastoral juvenil. El curso está dirigido a mayores de 18 años que están inmersos en esta tarea de acompañar a jóvenes en nuestras parroquias o comunidades, o que quieren prepararse para poder hacerlo en un futuro.
Por este motivo, se va a tener un primer encuentro el próximo sábado, 19 de septiembre, en el Seminario, para poder compartir inquietudes y presentaros bien la forma en que se llevará a cabo este curso de formación.
Sería deseable que en todas las comunidades cristianas de la diócesis hubiera al menos una persona que se prepare bien para esta tarea. Desde la delegación aseguran que «nunca será posible una pastoral juvenil en nuestras comunidades, sin cristianos comprometidos que se decidan a dar su tiempo generosamente por esta causa».
El horario del nuestro encuentro será el siguiente:
• 10h. Oración inicial
• 10’30h. Motivación del curso de formación
• 12h. Café dinámico
• 13h. Planificación del curso
• 13’30h. Final del encuentro
Los jóvenes están en el corazón de la atención pastoral de la Iglesia. A veces «no encuentran respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas», leemos en el número 105 de la Exhortación Apostólica «Evangelii Gaudium». «A los adultos -escribe el Papa Francisco- nos cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón, las propuestas educativas no producen los frutos esperados».
Los movimientos y asociaciones juveniles son obra de la acción del Espíritu. «Se hace necesario, sin embargo, ahondar en la participación de éstos en la pastoral de conjunto de la Iglesia» (n 105). El Papa Francisco recuerda que se ha progresado en la pastoral juvenil, en dos ámbitos: «la conciencia de que toda la comunidad los evangeliza y educa, y la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor». «¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!» (n 106).
