Círculo de Silencio en solidaridad con los refugiados

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

El pasado 15 de Septiembre, tuvo lugar en Jaén una Concentración Silenciosa, en el ámbito del Círculo de Silencio, en solidaridad con las víctimas civiles refugiadas y en denuncia de la vergonzosa política europea llevada a cabo en años precedentes así como en la actual coyuntura.

En esta Concentración de Dignidad y Denuncia, se presentó ante la opinión pública, la recién formada Red Ciudadana «Jaén Abierta», que aúna la casi totalidad de organizaciones ciudadanas y sociales de la capital y que se ha constituido como tal el pasado día 8 de septiembre, con el objeto de sensibilizar a la ciudadanía, denunciar la vulneración de derechos que sufren los refugiados y migrantes económicos, así como para ser interlocutores con las Administraciones Públicas de la provincia en la canalización y organización de la ayuda a los refugiados que en Jaén se acojan tras la reubicación de los mismos en nuestro país.

Como a estas alturas todos y todas sabemos, la situación de Oriente Medio y el Norte de África lleva deteriorándose desde la invasión de Irak. La guerra civil en Siria y la intervención militar en Libia han acabado por colapsar toda la región.

Hoy hay 7,2 Millones de refugiados en la zona. Sólo la crisis siria ha provocado 4 Millones. Algunos países como Turquía, el Líbano o Jordania están haciendo un extraordinario esfuerzo de acogida para afrontar la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial, pero el fin de la capacidad de absorción de los países de la zona está produciendo un efecto empuje hacia Europa entrando por Italia y Grecia/Balcanes.

Huyen de la guerra y la violencia, y en consecuencia no sólo se trata de una cuestión ética o moral. Se trata de hacer frente a las obligaciones y responsabilidades jurídicas que hemos contraído como comunidad internacional. Desde la Declaración de Derechos Humanos hasta la Convención de Ginebra. Obligaciones que muchos de los Estados Miembros de la UE están incumpliendo sistemáticamente.

El vergonzoso tira y afloja por parte de los Estados miembros de la (Des) Unión Europea en el reparto de refugiados, nos va dando cuenta casi a diario del tipo de Comunidad que hemos creado en estos años de europeismo, con tintes claramente xenófobos en las declaraciones de algunos presidentes y ministros de esta Europa, que una vez más pasa por ser la Europa de los Mercaderes frente a la Europa Social a la que todos aspirábamos.

El drama repetido del sufrimiento humano que a diario nos muestra imágenes de muerte, separación de familias, condiciones indignas de vida, acoso a refugiados por fuerzas policiales e incluso por periodistas,…hace que desde la Red Jaén Ciudad Abierta, sintamos que es imposible permanecer por más tiempo callados en nuestra casa frente al televisor.

Una ciudadanía que salga a la calle, que denuncie tanta vulneración de Derechos y tanto Dolor, que ofrezca alternativas viables a las Administraciones para acoger refugiados y migrantes, es algo imprescindible en el momento social que estamos viviendo y ante el que nadie puede quedar indiferente.

El llamado de nuestro hermano el Papa Francisco, nos llena de dignidad una vez más y hace que nos sintamos con la fuerza suficiente para reclamar un trato digno, humano, para estas personas y que se lleven a cabo las políticas oportunas para evitar perpetuar tanto drama personal como se está generando.

En la Red Jaén Abierta, está representada nuestra Institución Teresiana a través del Proyecto Rajab y de InteRed. Ambas entidades somos parte de dicha Red desde su constitución y miembros del equipo coordinador de la misma.

En la concentración del pasado día 15 de Septiembre, estuvimos acompañados por más de 300 personas que prácticamente llenaron la Plaza de la Constitución y con un respeto imponente escuchamos el testimonio de dos refugiados que actualmente conviven con nosotros, procedentes de Africa. El sufrimiento personal de estas personas de nos hizo más presente aún en estos momentos. A continuación desde InteRed, se nos invitó a hacer volar farolillos encendidos al cielo de Jaén, dejando libres en el viento las esperanzas , las ilusiones, los deseos de los allí congregados. La mezcla de razas de los participantes, los vestidos multicolor de las mujeres pakistaníes y saharahuis, los letreros con frases del Papa Francisco que muchos portábamos,…hizo que una vez más sintiésemos la riqueza de ser una mezcla multicultural, multirreligiosa que luchamos por un mundo más cargado de Dignidad, de Ternura, de Paz , un mundo donde es posible otra forma de relacionarnos con el otro, con el que es y siente de forma diferente a mí.

Acabamos leyendo el Manifiesto que elaboramos entre los miembros de la Red ciudadana y cantando con Mercedes Sosa el «Sólo le pido a Dios», que puesto de nuevo en nuestros labios en este momento histórico, tenía sabor renovado a liberación y trabajo por dignificar la vida de nuestros hermanos y hermanas refugiados y migrantes

Es hora de dejar la retórica de lado. Es el momento de dejar de conmoverse y empezar a moverse.

A los políticos les corresponde hacer lo posible e imposible por abrir un corredor humanitario que permita la llegada de refugiados en condiciones dignas, seguras y legales haciendo frente a nuestras obligaciones internacionales. A nosotros, ciudadanos, exigírselo.

Lo que estamos viviendo día a día no es un debate sobre refugiados. Ni mucho menos. Esto es un debate sobre Europa. Sobre qué es Europa, qué quiere representar en el mundo y como quiere ser gestionada. Y está poniendo de relieve una Europa fragmentada, ensimismada y miedosa que prefiere ser una fortaleza o un lugar de acogida.

Y en esa construcción europea es donde nosotros como creyentes tenemos una luz que ofrecer, una apuesta por ganar, una esperanza por cumplir. Tenemos la obligación de unir nuestras fuerzas y voces a tantas mujeres y hombres de buena fe que quieren hacer posible otro mundo, otra Europa más digna de esa Declaración de los Derechos Humanos de que fue precursora.

Desde nuestro ser Cristiano, hemos de seguir apostando por esa Espiritualidad de Encarnación. Porque el Dios cristiano es un Dios encarnado en Cristo y su Espíritu está presente en la creación, en la Historia, en la vida de los hombres y mujeres y, singularmente, en los anhelos y el sufrimiento de las personas empobrecidas y que sufren la injusticia.

Por eso, necesitamos una «escucha activa y creyente de la realidad», como lugar de Dios para escrutar los «signos de los tiempos» (GS 4a). No podemos obviar una lectura explícitamente religiosa, creyente, de lo que ocurre.

Quiero acabar con una breve estrofa de la gran poeta rusa Ana Ajmátova

«No, no estaba bajo un ajeno firmamento

Ni bajo el amparo de unas ajenas alas

Estaba entonces con mi pueblo

Allí donde mi pueblo, por desgracia, estaba»

Que no busquemos el amparo de nuestra comodidad, que salgamos a estar con nuestro pueblo,…allí donde se encuentre.

 

Juan Cózar Olmo

Secretariado Diocesano de Migraciones

Foto: Fernando Mármol. InteRed

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