Carta Pastoral en la Jornada de la Vida Consagrada 2025 «Peregrinos y sembradores de esperanza»

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Queridos miembros de la vida consagrada, queridos fieles diocesanos:

El próximo 2 de febrero celebramos la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor. María y José presentan a su hijo en el templo, conforme a la ley de Moisés; reconocen que Jesús no les pertenece, sino que es un don para la humanidad. Es un día para reflexionar sobre el profundo significado de la entrega, la consagración y la luz que Cristo trae constantemente a nuestras vidas y al mundo entero. Por eso, en esta jornada, la Iglesia subraya la vocación y la misión de los consagrados al Señor en los diferentes carismas.

Ya en la Iglesia primitiva, los hombres y mujeres han sentido en sus corazones el deseo ardiente de seguir a Jesús con un amor indiviso. Esta llamada, que brota del bautismo, se vive de manera particular a través de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. La consagración plena al Señor no significa, de ningún modo, olvidarse de las personas ni de la sociedad. Nadie puede estar cerca de Dios ni agradarle, si no está, de una forma u otra, cerca del prójimo y de sus circunstancias.

A Dios se ofrecen en renovada y gozosa oblación; a Dios elevan súplicas recabando fuerzas para ser fieles a su propia misión; a Dios dan gracias, porque experimentan desde la fe que el Señor es grande y ha obrado y sigue obrando maravillas en medio de nosotros. Al mismo tiempo, piden insistentemente al Señor para que mueva los corazones de quienes han sido llamados por Él y se pongan generosamente al servicio del Reino para que desaparezcan las consecuencias del mal como son la pobreza, la marginación, la manipulación de las personas, el abandono, la ignorancia, la soledad injusta, el olvido, la enfermedad desatendida, etc.

Nuestra Diócesis de Jaén se siente bendecida por el Señor al contar con 50 casas de religiosos y religiosas de vida activa. En sus comunidades, institutos y congregaciones, estos consagrados dedican su vida a la oración, al servicio de los más necesitados, a la educación, al cuidado de los enfermos y al anuncio del Evangelio. Ellos y ellas son manos que sostienen, corazones que acogen y pies que caminan llevando la luz y la esperanza de Cristo a los rincones más oscuros. Son testigos privilegiados de que solo Dios basta, y que su amor es más grande que cualquier cosa que este mundo pueda ofrecer.

En este año 2025 celebraremos el Jubileo de la Vida Consagrada en nuestra Catedral, junto a las comunidades de religiosos de nuestra Diócesis. Un momento especial en el que daremos gracias a Dios por el don de quienes habéis respondido con generosidad a la llamada del Señor para seguirlo más de cerca; viviendo desde una entrega total y siendo signos visibles del Reino de Dios en medio de nosotros. Este Jubileo es una oportunidad para renovar vuestra entrega, para volver al primer amor, aquel momento en el que escuchasteis la voz del Señor que os llamó por vuestro nombre.

Queridos religiosos y religiosas que formáis la gran familia de los consagrados de nuestra Iglesia jiennense, os invito a mirar hacia dentro, hacia las raíces, hacia la esencia de vuestra propia identidad fundacional y a conquistar cada día la santidad. Los consagrados sois un signo vivo de la presencia y obra del Espíritu en la Iglesia, y una manifestación de la acción de Dios en el mundo, obrando a través de los carismas que os caracterizan y os lanzan al bien de la comunidad eclesial y del mundo. Con vuestra vida, con vuestra presencia sois en medio de nuestra sociedad un recuerdo permanente de Jesús, de su oración, de su vida filial de alabanza y obediencia al Padre, de su dedicación apasionada y sin reservas al anuncio y la realización del Reino de Dios en el mundo, liberando a los hombres del poder del mal y devolviéndoles el gozo de la vida en comunión con Dios, por medio de la palabra de la verdad y del ejercicio del amor gratuito y universal. Vuestra entrega es un don para nuestra Iglesia.

Que la Virgen María, modelo de consagración total a Dios, os aliente y ayude a vivir en fidelidad a la vocación a la que habéis sido llamados, siendo peregrinos y sembradores de esperanza.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

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