Hace dos años, Cáritas Diocesana de Jaén ponía en marcha un servicio de mediación con el fin de ayudar a personas sin recursos en riesgo de perder su vivienda por impago de hipotecas o alquileres o con problemas por deudas con financieras o particulares. En este tiempo, 110 han sido los casos atendidos, de los que 62 tuvieron algún tipo de solución, mientras otros 30 siguen en trámite.
Son mujeres españolas, de mediana edad y con hijos, muchas de ellas víctimas de maltrato, abandonadas o divorciadas de sus parejas, quienes más recurren a este servicio. Lo hacen, en la mayoría de las ocasiones, cuando la posibilidad de perder su vivienda ya no es mera amenaza sino que tiene visos de realidad. «El principal problema es que los afectados tratan de buscar una solución en el último momento, lo que no hace más que agravar o complicar la situación», explica Ángel García Retamero, responsable del servicio de mediación. «Es muy importante que, en el momento en que se empieza a tener problemas con el pago de la hipoteca, el alquiler… se empiecen a estudiar alternativas. Siempre digo que, cuando eso ocurre, hay que dar la cara, es decir, acudir a la entidad financiera cuanto antes y plantear el problema».
El servicio de mediación trabaja en tres líneas diferentes: la negociación con entidades bancarias para revisar deudas, la negociación con arrendadores sobre deudas por alquiler y, por último, en otro tipo de deudas con financieras o particulares.
Ayuda y actuaciones
El Real Decreto 6/2012 recoge el Código de Buenas Prácticas Bancarias al que se han acogido diferentes entidades españolas. En él se establecen condiciones especiales para personas en riesgo de exclusión social. Entre ellas, se da la posibilidad de acogerse, sin costos de tramitación, a un periodo de carencia a 5 años con un tipo de Euribor + 0,25 o a la dación en pago. «En este tiempo hemos conseguido cuatro daciones en pago. Son familias que se han liberado de la carga hipotecaria y de la amenaza de desahucio». Para negociarla, es imprescindible que la deuda sea exclusivamente por adquisición de la vivienda (no por obras en la misma, por ejemplo) y que no se haya llegado ya a la vía judicial. Asimismo, el Código contempla la posible revisión de los tipos de interés o la supresión de la cláusula suelo y la paralización de desahucios o lanzamientos.
Pero, además de mediar con entidades bancarias, la labor de Cáritas en este campo también se centra en aquellos que tienen problemas para pagar el alquiler o que, para conseguir recursos, han recurrido a financieras o a particulares. En todos los casos, los esfuerzos se centran en encontrar la solución posible que sea más ventajosa para el afectado. «En estos meses son muchos los casos que hemos visto y, a veces hemos conseguido logros de los que nos sentimos muy satisfechos. Es el caso, por ejemplo, de una familia a la que le renegociamos la deuda que tenía con una entidad bancaria de primer orden. Debían 81 mil euros y, finalmente, el banco la dejó en 50 mil. No siempre es posible, pero nuestro objetivo es ayudar a las familias que atraviesan por dificultades para que no pierdan un derecho básico como es el de la vivienda».