La Congregación para las causa de los santos del Vaticano ha estudiado el caso El día 29 de septiembre pasado se han reunido en sesión ordinaria los PP. Cardenales y Obispo que forman la Congregación para las causas de los Santos en el Vaticano. Entre los temas del orden del día estaba el estudio de la curación atribuida al Venerable Manuel Lozano Garrido, joven de Acción Católica, escritor y periodista, inválido en silla de ruedas más de 28 años. Al final de su vida, quedó también ciego. Su vida y virtudes heroicas fueron declaradas por el Santo Padre Benedicto XVI el día 7 de diciembre de 2007, que de ese modo le otorgaba el título de Venerable. En el decreto de tal fecha se decía: «la enfermedad era la causa de su santificación, el sufrimiento era su cátedra». Lolo, como era conocido familiarmente, nació en Linares (España) en 1920 y murió en la misma ciudad el 3 de noviembre de 1971. En su juventud, caracterizada por una alegría juvenil y contagiosa, se inscribió en la Acción Católica, donde fue un miembro activo y un elegido para diversos cargos directivos. Ya entonces comienza en él una piedad eucarística y tierna devoción mariana que le marca hondamente en toda su vida posterior. El lema de la A.C. («Piedad, estudio y acción») lo vivió intensamente. Todavía muy joven, a los 16 años, durante la persecución religiosa en España, es designado como «tarsicio» para llevar clandestinamente la comunión; él comentará años más tarde esa preciosa y peligrosa misión suya. Por ello fue encarcelado y pasó la noche del Jueves santo en prisión, sin embargo en esa noche tuvo el gozo de estar horas y horas –junto con otros presos- en adoración al Santísimo Sacramento, porque su hermana pequeña, Lucy, se lo pudo pasar escondido en un ramote flores. En los años 1939 1942 es un activísimo miembro de la Juventud de A.C. lleno de ilusión apostólica. Pero desde su adolescencia la vocación de Lolo era el periodismo: Con gran ilusión escribirá todavía siendo un joven sano: «Jóvenes de Acción Católica, ¿Qué os parece? ¿No creéis que si cada uno de nosotros tuviéramos un micrófono de Cristo no sería ello el mejor y más valiente de sus adelantados?». Y cuando la enfermedad y la invalidez total cambia su vida, desde su sillón de ruedas se convierte en escritor y periodista fecundo: 9 libros y cientos de artículos de prensa, que son para él el cauce de su afán evangelizador. Su casa se convierte en centro de orientación, de alegría y de vocación para muchísimos jóvenes, y en centro de apostolado entre los enfermos: con monasterios de contemplativos y enfermos incurables funda la «Obra pía: SINAÍ», grupos de oración por la prensa.
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