Actividades en la naturaleza con los niños de Fuensanta de Martos

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

Después del éxito del mini-campamento Supervivientes celebrado en verano, el «club de supervivientes» de la Parroquia de Fuensanta de Martos, ha realizado una nueva actividad denominada «piedras vivas».

Entendemos que esta iniciativa tiene una gran inspiración en la última encíclica del papa Francisco, «Laudato Si», que nos ha sensibilizado sobre la necesidad de cambiar nuestro estilo de vida haciéndolo más unido a la naturaleza («casa común), y a los más pobres («descartados» del sistema)… Por tanto, el cuidad y contacto con la naturaleza, y el acercarnos a los lugares y personas con las que compartir solidaridad, son nuestros pilares básicos.

Con 100 niños dentro de la Iglesia comenzamos a las 10:00 de la mañana esta actividad… Allí, distintos personajes nos hicieron caer en la cuenta de que la Iglesia está formada de piedras de diferentes tamaños y así dividimos los grupos.

A las 11:00 estábamos saliendo en una ruta a pie de una hora y media hasta el barrio de Los Encinares de la propia localidad.

Allí nos esperaban los lugareños con los que los chicos (supervivientes), tenían que dialogar para conocer la historia del pueblo. Muy emotivas fueron las visitas que los grupos hicieron a casas de personas mayores, que debían ir respondiendo a un cuestionario sobre las costumbres y el modo de vida de antes. Además, mediante un juego de pistas, debieron reconocer los lugares más emblemáticos del paraje y por qué.

A las 14:30 nos comimos el bocadillo junto a la ermita del Encinar, que fue bien merecido.

Después de comer, tomamos conciencia de que lo más importante somos las «piedras vivas», las personas que damos vida a los lugares y los edificios. Así que pegamos una flor sobre la silueta del edificio de la Iglesia que llevábamos preparada con cartón y que íbamos a mostrar en la misa del domingo a toda la Parroquia.

Nuestro esfuerzo por convivir, compartir, visitar, sentirnos acogidos, caminar… con toda la gente de los Encinares, era lo que daba vida a nuestra piedra, que éramos cada uno de nosotros y que formaban el edificio de la parroquia, pueblo, naturaleza («la casa común»)…

Concluimos con la vuelta a pie hasta la parroquia y a las 17:00 terminamos la jornada.

Gracias al grupo joven de la Parroquia que está dinamizando a los supervivientes y la gente de los Encinares, que nos abrió sus casa y su vida para que la pudiéramos compartir.

El equipo organizador

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