Queridos hermanos y hermanas:
Bajo el lema «Sembradores de esperanza», vamos a celebrar durante este mes de marzo la campaña del Día del Seminario. Un mes marcado por la solemnidad de san José en el contexto del Jubileo 2025, avivando con ello la esperanza de que el Señor nos siga bendiciendo con santas y numerosas vocaciones al sacerdocio ministerial.
Esperar es algo innato a la persona. Todos continuamente esperamos algo. Este estado de espera permanente refleja el anhelo de una esperanza más grande que colme nuestra vida de plenitud. Y esa gran esperanza solo puede venir de «Cristo Jesús, esperanza nuestra» (1 Tim 1,1), «pues todas las promesas de Dios han alcanzado su sí en Él» (1 Cor 1,20). Con Jesús, la esperanza no queda en un mero deseo humano, sino que aparece como un don que Dios nos regala para que esperemos confiadamente en Él, «porque es fiel quien hizo la promesa» (Heb 10,23).
Sin embargo, son muchos los que viven hoy con mucha indiferencia ante la realidad de Dios, el único que puede saciar nuestra sed de vida buena para siempre. En nuestra sociedad se difunden ideologías y corrientes de pensamiento que cierran la razón a la trascendencia e impiden la apertura a Aquel que «cimentó la tierra con sabiduría y afirmó el cielo con inteligencia» (Prov 3,19). En consecuencia, para muchas personas con las que convivimos cada vez resulta más lejana o inexistente la esperanza que Cristo nos ha traído con su muerte y resurrección.
Todo esto, queridos hermanos, nos ha de impulsar a pedir insistentemente al Señor que siga enviándonos «sembradores de esperanza». Hombres dispuestos a responder a Dios, con su gracia, a la llamada al sacerdocio ministerial. Trabajadores en la mies del Señor que, a imagen del sembrador de la parábola, salgan a los campos a sembrar la semilla de la palabra de Dios (cf. Le 8,4-15). Que proclamen a tiempo y a destiempo que Dios existe, es amor y se nos ha revelado en Jesucristo. Que, en nombre del Señor, perdonen los pecados y ofrezcan su Cuerpo y Sangre como alimento de vida eterna. En definitiva, que sean imagen viva de Jesús, el cual «no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20,28).
Es por esto que reitero mi invitación a orar con insistencia por nuestro Seminario Diocesano y por las vocaciones sacerdotales. Hoy, tenemos catorce seminaristas. Recemos por ellos y por otros jóvenes a los que, sin duda, el Señor está llamando. Una buena forma de hacerlo comunitariamente es fomentar los jueves como día para pedir especialmente por las vocaciones sacerdotales. Dedicar un tiempo a la adoración eucarística y ofrecer la santa Misa por esta noble causa, como ya se viene haciendo en algunas parroquias e iglesias de la diócesis. De esta manera, en la conciencia de todos se significará el jueves como día «eucarístico y sacerdotal». Y con ello, surgirán más iniciativas pastorales para el fomento de las vocaciones sacerdotales, y todos tendremos una mayor conciencia de la necesidad trabajar por ellas.
Pidamos, pues, en este mes de marzo, por intercesión de san José, vocaciones al sacerdocio ministerial. Encomendemos nuestro Seminario y la causa de las vocaciones al sacerdocio al que fue custodio del Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo. Y junto a san José, imploremos la intercesión de la Virgen Inmaculada, patrona de nuestro Seminario Diocesano y de nuestra diócesis.
Recibid mi afecto y bendición.
✠ Santiago Gómez Sierra
Obispo de Huelva

La entrada «Sembradores de esperanza» se publicó primero en Diócesis de Huelva.