El pasado 26 de noviembre, la capilla de la Residencia de Ancianas de Nerva celebraba la Misa en el primer aniversario de Madre Luisa Sosa, fundadora de la Obra de Jesús Nazareno.
El pueblo minero de Nerva celebró la Santa Misa de acción de gracias por la vida de Luisa Sosa Fontenla –Madre Luisa, como era conocida– en el primer aniversario de la muerte de esta mujer que dedicó casi toda su vida de casi un siglo, al cuidado de las “ancianas desvalidas y desamparadas de Nerva, prodigándoles cuantos cuidados espirituales y materiales necesiten y rodeándolas de bienestar y delicadezas tales que encuentras en “sabor de hogar” en esta casa, única de la Obra de Jesús Nazareno hasta el momento presente”, como reza en sus escritos sobre esta fundación, puesta en marcha en la década de los 50 del pasado siglo y que se mantiene viva en la actualidad, a pesar de la edad de las hermanas, necesitadas de nuevas vocaciones.
Fue el sacerdote Diego Capado, hijo de Nerva, quien presidió esta celebración acompañado del párroco actual, el polaco Pawel Kaim, el sacerdote Antonio Fidalgo, también hijo del pueblo, y quien fuera párroco por muchos años Elías Bayo.
La Obra de Jesús Nazareno es una Pía Unión de hermanas de vida contemplativa y activa que se propone, como fin principal, buscar sin cesar la mayor honra de Dios y la santificación de sus miembros mediante la guarda de los tres votos simples –Obediencia, Castidad y Pobreza–, y, en segundo término, promover, con el auxilio de la Divina Gracia, la salvación de las almas, principalmente en las clases menesterosas, por medio del ejercicio de la caridad con el prójimo.
Luisa Sosa Fontela
Nace la Madre Luisa Sosa Fontenla en Nerva el 14 de enero de 1918, en el seno de una familia formada por Luis y Julia. Tuvieron 6 hijos, aunque dos murieron pequeños; ella era la menor de todos. Su padre era practicante y su madre ama de casa. Desde muy pequeña tuvo una salud muy frágil.
Sus primeros estudios los realizó en el instituto de Nerva y completó el bachiller en Huelva, donde habituaba ir a Misa de alba, en la parroquia de San Pedro, donde mantenía ratos de diálogo íntimo frente a la imagen de Jesús de la Pasión, a Quien llamaba Nazareno. Frente a Él sintió la llamada a fundar, sin saber aún muy definidamente en qué consistiría su obra, que, tras unos años de búsqueda y diálogo con ministros de la Iglesia, entre ellos el Cardenal Segura, se concretó en una residencia de ancianas desvalidas y desamparadas.
Tras unos años visitando enfermos con algunas amigas y dando de comer a empobrecidos y afectados, especialmente por la tuberculosis, el 26 de noviembre de 1950, acogían a la primera anciana. A ella se le unen otras mujeres, empezando a vivir en comunidad el 2 de agosto de 1955 para entregarse con mayor dedicación a las ancianas.
El 26 de noviembre de 1955 muere de repente el padre Francisco Carrión, que había sido su director espiritual, viviendo en adelante una cierta soledad espiritual y apoyándose en la vivencia espiritual del seguimiento a su Jesús Nazareno sólo, tambaleante, olvidado de Dios y de los hombres, cayendo y volviendo a tomar su cruz.
El 13 de diciembre de 1958 consiguen el nombramiento de Pía Unión Diocesana, ya siendo obispo de Huelva D. Pedro Cantero Cuadrado, que había mandado escribir el relato del origen de su obra. El primer Obispo de Huelva, les habilitó una nueva casa-residencia que fue inaugurada a finales de junio de 1967, y a donde se trasladaron las 9 hermanas que formaban la comunidad junto con las ancianas, que llegaron a ser 45, junto con 22 niñas que ingresaron por problemas familiares.
Tras dos infartos, años de lucha y soledad, quedarse ciega totalmente falleció el 25 de noviembre de 2017, víspera de Cristo Rey. El Señor permitió que su entierro coincidiera con el 67° aniversario de la primera anciana recogida en la Obra.